Esto es verídico. Llegué en bici. No por ser ecológica, sino porque odio los problemas de aparcamiento. Todo tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Como estamos en avanzado noviembre, llegué sudando y con las manos y la cara a punto de congelación. Mal comienzo para ir a un concurso de teatro en el que toca escribir a mano.
La primera sorpresa es que no había mesas, sino una sala con poca luz y sillas de plástico de esas incómodas de las terrazas de verano, pero sin brazos. Nos entregan las bases y…nos dicen que podemos irnos a escribir a cualquier parte. Los presentes saltamos de alegría. Mi amiga Amelia y yo,decidimos irnos a un bar próximo.
Tras el cafetito, el intercambio de ideas. ¿Rivalidad? Ninguna. Camaradería y diversión.
El desarrollo del argumento ha de ser en un "bar de copas". Nos miramos.
-¿Tú vas de copas? pregunto
-Desde hace años, responde.
-Pues yo, menos.
Dispuestas para la lluvia de ideas.
Creo que para que eso no se note, voy a desarrollar el acto en el servicio, dice ella.
-¡Qué oloroso!, en el servicio de un bar de copas donde sin luz apenas… Pues yo pondré a dialogar a un par de camareras tras la barra.
Como ella se expresa mejor en femenino pensamos: ¿Lesbianas?, ¿Quizás un travesti?, ¿Un rollito?, ¿Algún problema con el pintalabios?, Igual queda un poco raro, pero ya está el argumento de ella.
Lo mio ha de ser menos fuerte (por mi afición a escribir literatura infantil):¿Una polaca de intercambio?,¿una chica del montón?, ¿un problema común y un cliente baboso? . Esto puede ser indigerible.
Las dos escribimos como posesas. Tachamos, releemos… No hay tiempo. En tres horas es difícil montar algo que sirva como obra de teatro.
Suena el teléfono de Amelia. Es su hijo que también concursa y nos anuncia que concluye el plazo de entrega ¡No acabamos!¡Me falta el título!¡A mí el final!
Carrera y nueva sudada para llegar a la entrega. Sin aliento recogemos nuestro lote de libros por participar.Nos felicitamos por el esfuerzo. Mañana esperaremos los resultados. Hoy, creo que me he ganado otra ducha.
La primera sorpresa es que no había mesas, sino una sala con poca luz y sillas de plástico de esas incómodas de las terrazas de verano, pero sin brazos. Nos entregan las bases y…nos dicen que podemos irnos a escribir a cualquier parte. Los presentes saltamos de alegría. Mi amiga Amelia y yo,decidimos irnos a un bar próximo.
Tras el cafetito, el intercambio de ideas. ¿Rivalidad? Ninguna. Camaradería y diversión.
El desarrollo del argumento ha de ser en un "bar de copas". Nos miramos.
-¿Tú vas de copas? pregunto
-Desde hace años, responde.
-Pues yo, menos.
Dispuestas para la lluvia de ideas.
Creo que para que eso no se note, voy a desarrollar el acto en el servicio, dice ella.
-¡Qué oloroso!, en el servicio de un bar de copas donde sin luz apenas… Pues yo pondré a dialogar a un par de camareras tras la barra.
Como ella se expresa mejor en femenino pensamos: ¿Lesbianas?, ¿Quizás un travesti?, ¿Un rollito?, ¿Algún problema con el pintalabios?, Igual queda un poco raro, pero ya está el argumento de ella.
Lo mio ha de ser menos fuerte (por mi afición a escribir literatura infantil):¿Una polaca de intercambio?,¿una chica del montón?, ¿un problema común y un cliente baboso? . Esto puede ser indigerible.
Las dos escribimos como posesas. Tachamos, releemos… No hay tiempo. En tres horas es difícil montar algo que sirva como obra de teatro.
Suena el teléfono de Amelia. Es su hijo que también concursa y nos anuncia que concluye el plazo de entrega ¡No acabamos!¡Me falta el título!¡A mí el final!
Carrera y nueva sudada para llegar a la entrega. Sin aliento recogemos nuestro lote de libros por participar.Nos felicitamos por el esfuerzo. Mañana esperaremos los resultados. Hoy, creo que me he ganado otra ducha.
2 comentarios:
¡Uy, uy, uy, lo que me perdí!
Os he imaginado, he visto vuestros gestos, vuestras bromas.
Está muy bien plasmado el encuentro, por eso es tan visual. He disfrutado leyéndolo, precisamente por eso y por la frescura y la sencillez con la que está contado. Enhorabuena, Inma. Creo que el hecho de contar así una tarde cualquiera, es de las cosas más difíciles de hacer en un relato; al menos para mí.
Fue una tarde para no olvidar con mi amiga Inma. Escribir una obra de teatro en tres horas, para ser leída en diez minutos y encima con el condicionante que el tema obligado está en lo más remoto de la experiencia personal… absolutamente: ¡de vértigo!!!
Por eso metí a mis dos protagonistas en los servicios de dicho bar de copas, esa experiencia si la he tenido, ¡claro está! Aunque luego se enrollaran, ¡ojo! ¡Eso no lo he probado! Pero los sentimientos y el sexo, no tienen sexo (valga la redundancia).
¿Algo negativo? Mi pobre mano, aún me duele. Eché de menos mi teclado:-(
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