-¡Tenías que ser tú, coooñiiio! –gritó Encarna Valera desde la mesa más cercana al escenario, mientras se le saltaban las lágrimas de dolor.
Estaba de pie y descalza, con sus zapatos de charol aplastados bajo las plataformas de Pantagruona, la reina de esa noche de luna, verano y gloria en la discoteca “Sanfierno”.
Sobre bases de veinticinco centímetros, Pantagruona fue votada la mejor, compitiendo con Lagartisa (21) y la eterna ganadora Satanasia (22 con plantillas).
Pero al bajar del escenario tras recoger el premio…
…El rostro del notario don Hilario Pezzi, Pantagruona de noches de Sanferno, se quedó en máscara rígida y su sonrisa en rictus helado frente a su nuera , Encarna Valera, alias la mala, que le aguó su júbilo de drag queen ganadora tras el involuntario pisotón de hipopótamo.
Recordó haberla pisado también en su boda. A saber qué contaría en la cena del martes.
3 comentarios:
No sé de dónde sacas ese abanico en tu repertorio. Desde luego, eres capaz de sacar una sonrisa a todo aquel que te lea.
Después de tu explicación de ayer no he tenido otra que leerlo.¡El enredo, y la sonrisa, contigo están servidos!
Eso que te hice el otro día, no se le hace a un escritor; lo siento, estaba yo torpe ese día. Pienso como mis compañeras: el que tenga previsto llorar y te lea, se frustra completamente.
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