Recuerdo el día en que, por primera vez, los dos relucíamos a la luz de una elegante vitrina, en una no menos elegante boutique. Nos probaron varias veces; bueno, tengo que aclarar que aún hoy me pregunto, cómo siendo los dos idénticos, la mayor parte de las veces, te tomaban a ti. Siempre fuiste más carismático, esa es la verdad, y la gente lo sentía también así.
Soñábamos con el día en que alguien nos comprase; necesitábamos de un tercero que nos diese la oportunidad de enlazarnos, de unirnos, de acoplarnos a nuestro propio abrigo. Yo imaginaba cada día, la fantasía loca de rozar con la mía, tu cálida piel. He dicho fantasía, y sabes que digo bien.
No nos dejaron amarnos. Nos compraron, sí, y con la mayor felicidad de nuestra vida, abandonamos la boutique. No reparamos en el triste destino que se extendía ante nosotros. Nos compró una mujer muy guapa, de muy buen gusto por el vestir, por la imagen; pero manca.
Ahora sólo te queda a ti, mi amor, esperarme hasta que a la joven hija de nuestra dueña, se le antoje este par de tristes en que nos hemos convertido, y a mí me rescate del fondo del armario, para juntos, dar calor a sus manos delgadas y frías. Mientras, soñaré con el más crudo invierno, acoplados a nuestro propio abrigo.
16 comentarios:
Como siempre... qué complicado es el amor! Y como siempre muy original tu relato, aunque triste a la vez. Pero al menos queda el consuelo de la esperanza.Bendita esperanza, qué hariamos sin ella?Me han entrado ganas de sacar mi par del cajón, lástima que no haga frío como para eso. Un beso
Realzo cosas lindas, ritmo magnífico, misterio medido y bien resuelto... pero rescato sobre todo el humor, fino y cortante con que termina ese párrafo "... y manca".
Un golpe de atrevimiento, porque abre el relato a lo inesperado más allá del desenlace. Abre la forma aún más que el estilo. No es para mí un escrito trivial: Es muy bueno.
¿qué tal, si de alguna manera que ahora no imagino, no dices en ningún momento que la dueña es manca?Tal vez el relato ganase, digo yo. Por lo demás nada que decir. Bien escrito como de costumbre
Elenka, ¡si tu supieras que casi te cae para tu cumple un par de estos, con bufanda a juego, preciosos, en una cajita monísima...!
Pero pensé: esto no pega en marzo. Un beso y gracias, chula.
Beli, no sé, no tengo muy claro lo que me dices, pero lo pensaré. Gracias.
Gabriel, gracias.
Vivir a medias. Una dueña manca y un par de guantes. Esas personificaciones tienen magnetismo, muestran la mirada infantil del cuentacuentos, la contínua sorpresa. Y tu voz cálida, que acaricia y suena a río.
Equilibrio estupendo. Me gusta ser funambulista en tus historias.
Hola, Pasiones Humanas:
Gracias por tu comentario. He sentido al leerlo la ilusión de saberme leída por alguien a quien en principio no conozco. Es éste un momento de esos por los que vale la pena compartir lo que uno inventa.
Gracias de nuevo y bienvenido/a.
En un primer momento pensaba en muñecos de juguete que soñaban con un mundo mejor, pero después... Creo que era necesario señalar que la persona que compraba los guantes era manca, aunque aún así ¿por qué no iba a comprar los dos? Sin embargo, me gusta la puerta que dejas abierta con la esperanza de que la hija lo compre. Aunque creo que de tu relato debemos rescatar esa relación callada e íntima, que podríamos vivir cualquiera de nosotros.
Hola, Loli.Doy a entander, o al menos esa es mi intención, que la señora compra, lógicamente,el par de guantes. La esperanza la pone la hija de ésta, en el caso de que un día decida pedírselos prestados a su madre.
Lo de manca me gusta. Da el momento sorpresa y entonces te enteras que eran guantes, cuando casi creías que se trataba de abrigos de piel. Tiene un punto de tristeza como muchos idilios y un poco de esperanza.
Sólo con leer las primeras líneas ya sabía que era un texto tuyo, y como siempre me ha encantado. y, también como siempre, te demuestro que lo mío no es el don de palabras. Un beso.
Inés, lo tuyo sí son las palabras, y los golpes certeros que das con ellas, y que tanto me hacen reír. Gracias por lo que me has dicho. Un beso.
Hola Isa, me ha encantado la forma en la que has dado conmigo. Que se abriera el nombre de la mirada y quisieras entrar. Cosas como ésta me hacen feliz de seguir por aquí, no sé si me explico, la posibilidad de conectar con alguien que de otra forma no lo hubiera hecho jamás.
Me ha gustado mucho tu relato soy una apasionada de dar vida, pensar que la tienen, objetos inanimados. Es más suelo hablar con ellos y tratarlos con el mismo mimo que si la tuvieran porque pienso que al estar a mi servicio de alguna manera son parte de mí, llevan mi impronta vital.
Bueno, Isa, te aseguro que volveré por aquí y os leeré a todos, ahora que tú me has enseñado el camino.
Un abrazo fuerte desde el Sur, desde Granada.
Magnífico Isa. Me recuerda al precioso cuento de Gripari sobre el par de zapatos.
http://www.saby.be/prepa/Langue%20fran%E7aise/Texte/La%20paire%20de%20chaussures.doc
Francisco de Jesús, agradezco mucho tu comentario. Cuando sabes que alguien desconocido te lee y además te hace llegar una opinión tan amable, es cuando la ilusión del escritor se instala en ti; eso produce como efecto secundario, un deseo enorme de seguir creando.
Muchas gracias.
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