Consultorio radioafónico de la vidente y dentista Mari Poncho, especialista en asuntos relacionados con finales en premios de lotería.
Ring.
-Buenos días, soy yo por supuesto. Expóngame su caso.
-Antes que nada, felicidardes por el posgrama, zihaputa, qué bien me caes. Ayyyyyyyyyyyyy.
-Grasia, serdo. Y en concreto, paqué llama.
-Soy ministro de argo y juego cuatro euros con veinte con los de la peña de petanca. Quiero, -queremo en realidá- sabé a cómo van a portarse nuestras inversiones a corto, dado que contamos con los beneficios obtenidos para renovar las mesas del local. ¿Está bien que nos hagamos ilusiones?
-No. Venga parcaraho. Siguiente llamada.
Ring, ring y ring.
-Sigo asquí, al pie de cañón, como una profesioná. Dirme a vé, jabato.
-Mi muhé hase disiocho añio que sá largao con mi jefe, un coleccionista de corbatas. ¿Volveré a verla?
-Soy yo, Marcelo, que no tentera que trabajo en esto desdase musho, que se me largó el marrajo ese con una coleccionista de suhetadoreh. Y no güervo, joé. Cuerga, anda.
Ring. Musho ring. Má que en el boxeo.
-¡Otravé el mismo número! ¡me cago en San Peo Suplente!
-Dirme, Marce.
-Por lo meno quedá pa una servesita, txotxo.
-Güeeeno, quedamo en tu casa, la mía antigua, a eso de las die. Tú sabe donde é.
-Hiole. Taluego. Llevaré una bufanda, pa que me pueda reconosé en la murtitú.
-Despedimos nuestro programa de hoy. Asín es que no se puede. Ahí se quedái.
4 comentarios:
Me arrancas una sonrisa... ¡¡¡pero amigo, qué trabajito me cuesta leer este lenguaje de diario!!!
Una sonrisa tuya justifica hasta los disparates que escribo.
Agradecido.
Besos.
Imagino a Martes y Trece con este guión tuyo entre las manos, y se me saltan las lágrimas de la risa floja.
No puede haber una crónica más fidedigna de esos cutreprogramas.
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