sábado, 3 de enero de 2009

ANTICIPO.

José Antonio Barragán, entendió como nadie que nos morimos a plazos. En efecto, era consciente de haber ido dejando, a lo largo de su existencia, un trozo de su vida en cada una de sus facetas: El amor a su mujer, sus hijos y sus amigos,  y la pasión de su trabajo como jefe de estación. Pero un día se sintió cansado de vivir.

Cuando el letrero luminoso indicó su número, preguntó en el Mostrador:

-¿Qué ocurre si se decide cancelar la vida anticipadamente?

-¿Suicidio, eutanasia, plaga o maldición vudú? –preguntó el administrativo.

-Nada de eso. Simple cancelación unilateral, -respondió José Antonio-, ¿qué pasa con la vida de esos días no disfrutados?¿Se podría repartir?

-Curioso, -respondió el administrativo-. Veremos qué se puede hacer.

En el geriátrico Crujehues, dos días después de la incineración de José Antonio Barragán, Carlota Criptana, de setenta y un años de edad, ejecutaba un doble tirabuzón desde el trampolín, tras el que cruzaba la piscina como un fuera borda. Carlota Criptana, cuarenta años atrás, tuvo que quedarse todo un fin de semana en la estación de Atocha por culpa de un despiste de su agencia de viajes. Allí hizo una buena amistad con el jefe de estación.

6 comentarios:

Paquita dijo...

Gabriel ¿te an hechado los REYES
muchas cosas? ¿si? te las mereces,aunque solo sea por tu ingenio. El pobre jefe de estacion ya estaria arto de tanto tren y de aguantar las protestas delos viajeros.Lo extraño es, que no le diera por tirarse ala via..del tren
un beso Paquita.

Gabriel dijo...

Paquita, espero que los Magos se hayan portado bien contigo y con todos los amigazos del blog.
A mí me han traído demasiadas cosas buenas. Ante mi cara de extrañeza, los tres han revisado su lista y yo, sonriente, les he ayudado a dar de beber a sus camellos, para que no tuvieran que pararse mucho. Con un "ya veremos el año que viene", se han tenido que marchar.
Besos para todos.

inma dijo...

Estupendo regalo el del jefe de estación a la septuagenaria. Disfrutaría como una niña aquel día. Muy original el relato.

Isa dijo...

Gabriel, me ha gustado mucho este relato. Tanto, que me atrevo a decirte que yo borraría de él cualquier palabra que indujera a a la risa, o como quieras llamarle (el nombre del geriátrico, por ejemplo).Para mí es tan completo, tan certero, que quizá sea osada al sugerirte que no lo trates con el estilo que sueles utilizar y que sabes que me encanta; pero este relato, al menos para mí, ya te digo, es otra cosa. Me ha llegado mucho eso de cómo hacer para recuperar el tiempo perdido, y por ello me sobra el humor en él. Espero que entiendas mis palabras. Y no hace falta que aclare que se trata de una sugerencia. Tú eres quien manda. Un beso.

Gabriel dijo...

La verdad, sin medias tintas, es que con tu comentario lo mejora de modo que pasas por encima del humor tontorrón y lo haces más certero y fino.
Y, en efecto, yo soy quien manda un beso.

Anónimo dijo...

Brillante. Felicidades, escritor.