domingo, 1 de febrero de 2009

Cesárea

Raúl tiene 6 años y miles de preguntas acumuladas en tan breves años de existencia.
Los domingos de lluvia como este son días de bañera caliente y patitos de goma con mamá.
Curioso y escudriñador de la desnudez de su madre, apoyó sus manos, una en cada extremo, en la cicatriz que marcaba el vientre de su mamá y preguntó:
-Mamá, ¿por qué tienes este dibujo aquí?
Su madre, apoyó sus manos sobre las suyas y contestó:
-Porque cuando decidiste llegar al mundo y supe que pronto te iba a tener entre mis brazos, le pedí al medico que me dibujara un sonrisa en la tripa para que nunca se me olvidara que desde ese día soy mucho más feliz.

9 comentarios:

Gabriel dijo...

Por fin conocemos la deliciosa verdad. Hacía falta la valentía de Raúl para conocerla. Mi héroe.
Un cuento fantástico.
Besos.

FERNANDO SANCHEZ POSTIGO dijo...

Qué bonito! Me ha emocionado!

Dado la calidad de vuestros relatos os invito a participar en el concurso que publicito en mi blog. Os espero, genios.

un abrazo.

Isa dijo...

Irene, me has emocionado. Yo tengo dos sonrisas en una, y una que vale por dos. Gracias por este regalito, guapa.

Isa dijo...

Fernando, gracias por tu invitación. Me pasaré hoy por tu "casa". Un beso.

Peneka dijo...

Hermosa manera de explicar algo tan doloroso para una madre.

Me he imaginado desde el principio, esa imagen acuática y maternal...
la carilla de sorpresa del chiquillo y la tierna sonrisa de la madre...

y llenandolo todo, el calor de ambos... su amor...

Muy bueno, pañera

inma dijo...

Bonito cuento para una tarde de lluvia. Rebosa de esa magia que ponemos las madres para que las historias más descabelladas se vuelvan hermosas.

Paquita dijo...

Emocionante relato Irene, acabo de leerlo y me he ido al año 51 en el que justo tal dia como hoy nació mi segundo hijo, no fue con cesarea, pero experimenté esa tierna sonrisa cuando lo tuve en mis brazos.Bellisimo relato de verdad .Un beso amiga Paquita

Anónimo dijo...

Bonita cesárea,
sonrisa esculpida en el vientre
por amor.

ana dijo...

Muy bonitas palabras, para explicar a un niño ciertas cicatrices. Las del alma, las irá notando cuando se haga mayor