Querida Margarita:
Quiero que sepas que te buscaré al cumplir los dieciséis, para que mi niñez no estropee tus besos, y yo sepa abrazarte. Tú tendrás prisas, pero, como todas las mujeres, harás que parezca que soy yo quien no controla sus ansias.
Antes, habrás conseguido el día en que esa casa, la que siempre está llena de gente, se quede sin nadie, diciendo a unos que otros la ocuparán. Y estará vacía para nosotros.
Llevaré flores, y elegirás sin mirar una para ponerla en tu boca. Seguiré el camino y morderé tus labios, que serán más rojos y te robaré la flor.
Intentaré decirte que te quiero, pero me detendrás a tiempo y te lo agradeceré.
Me harás entrar cogido de tu mano y respiraré hondo, pero no perderé el miedo hasta mucho tiempo después, calculo que unos cincuenta años.
Mientras, te dejo la mitad de mi manzana, mi canica favorita de cristal y dos lápices. Cuando pintes con ellos, levanta el dibujo y podré verlo desde mi banca. Luego, a la salida, mírame cómo me tiro del tobogán más alto. Te saludaré sólo con la mano y tú haz lo mismo. No quiero que los demás niños se rían de mí si me mandas un beso.
Se me olvidaba decirte que no podré ir a tu fiesta. Pero mira en tu mochila y verás una vela roja con forma de número para tu tarta: El siete.
Feliz cumpleaños.
2 comentarios:
Realmente eres único. Lo mismo le das vida a un asesino, un ladrón que a un niño enamorado. Eso solo quiere decir una cosa: que eres un buen escritor.
¡¡¡Qué dulzura!!!, has tomado de la mano al niño enamorado que todos tenemos dentro, para ir a decir..."no puedo ir a tu fiesta de cumpleaños".
Me resulta una carta de amor, muy, pero que muy dulce(como la tarde cumple, seguro)
¡Qué chico tan precoz! Aunque, la verdad, con siete años ya recuerda una la atracción incipiente hacia alguien y sabemos más de lo que los mayores se creen. Una carta singular y preciosa, un toque de erotismo bastante apetecible(lo de la flor arrebatada de los labios me encanta).
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