Batalla Bíblica de San Ermeneterio Monje contra los Omoplatitas.
Y en aquel tiempo dijo un vendedor:
-Descuento, que alguien, por malo que sea en Aritmética, invente el descuento, pues, por descontado que mis cosechas se pudrirán y mis nietos y los nietos de mis nietos acabarán como a nivel de muy fatal.
Y se le acercó entonces un hijo de la tribu de los contabilhititas de Tramoyacia y le dijo en toda la cara:
-Mientras si sí o si no, vende más baratos tus productos básicos e inicia simultáneamente una venta paralela o cruzada (tú eres bobo, no verás la diferencia) en la que quien vino por vino se vaya con bayas y la estela de las telas que compre rodee cincuenta estadios de once varas y seis codos.
Y esto le plugo al primer hombre, que vendió sin parar durante cien días con sus noches, hasta que, una mañana se quedó sin existencia. Vamos, que se murió.
Entonces, el día en que se dividía la herencia del primer hombre ya caducado, el tramoyacio pidió a los herederos una cantidad desorbitada en concepto de derechos de asesoría y consejo, cantidad que se negaron a pagarle, ante lo cual el tramoyacio repartió su viabilitas empresae a todos los comerciantes, de modo que nadie compró más de lo necesario y fueron venidos a la población la sensatez y la calvicie, al no tener nadie un pelo de tonto.
San Ermeneterio Monje pasaba por aquel lugar, pero se lió a trompadas con una borracha que trató de quitarle su bastón, que era de su abuelo. No se conocen más detalles y de ahí que hayamos puesto el cuentito anterior como relleno. Procuraremos que no pase muchas más veces.
8 comentarios:
Me encanta el comienzo con aire de relato bíblico casi parabólico. Me desconcierta el final del santo liándola a palos con la pobre borracha. ¿Tiene quizás moraleja?
Eres increíble, Inma, me he partido de risa con tu comentario. Lo que hay gracias a ti es moralejajajaja.
Un beso.
Bueno, San Ermeneterio Monje abre y cierra el hombre esta Gran Batalla, sin pasar por el medio. Ya nos explicarás el misterio, compañero. Estoy intrigada.
Impagable, el lenguaje bíblico. ¿No se iba a morir el pobre hombre vendiendo cien días con sus cien noches sin parar? Mucho duró.
Pero yo también digo lo que las compañeras, ¿la prostituta era de los Omoplatitas?
Jaaaaaaaaaja, yo, para variar me parto, lo siento, vosotras estaréis más acostumbradas, pero yo no he leído en mi vida nada parecido.
El bastón era de su abuelo, dice. A mí me da la risa floja, lo siento, pero siempre acabo llorando.
Me has recordado a "La vida de Brian". ¿Nos serás uno de los Monty Python?
Oye Clea ¿Dónde está la prostituta? La pobre era solo borracha y ladrona, creo ¿No es así, Gabriel?
¡Jaaaaaaaaja, Inma, es verdad!
¡Hubiera jurado que era prostituta, además de borracha!
Jaaaaaaaja, lo siento.
Me avergüenzo.
Aprovecho para permitirme una sugerencia: ¿Por qué no ponéis una ventana emergente para los comentarios en lugar de la pantalla completa?
Así se puede leer el blog aunque estén los comentario abiertos.
Bueno, en todo caso, agradezco la corrección y lamento haber ambientado en exceso la batalla.
La pobre borracha, supongo, luchaba por el bastón para lograr un punto de apoyo, que en aquellos tiempos era suficiente para mover el mundo.
Pero de lo de ser además pilinguis no hay constancia documental. Cada uno lo suyo.
Besos.
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