A las puertas de un banco en España
Llegó un inocente y una cuenta abrió.
El mismísimo jefe de caja
realizó el apunte y se lo firmó.
Al salir con contrato en la mano
cogió el treinta y siete y a casa partió
a informar a sus padres y hermanos
de su nuevo status y su situación.
Dime, niño, ¿tienes talonario?
preguntó la abuela, doña Concepción.
Hasta el martes, proceso ordinario,
querida güelita no tendré esa opción.
¿Qué dices, torpón?
preguntaron todos al unísono allí en el salón.
Se lavaron y de punta en blanco
compraron al contado un bonobús
para ir todos juntos al banco
y a la agüelita casi le da un patatús.
¡Vaya birria de medios de pago
veo que manejan en esta entidad!
Sin un cheque dígame qué hago
para mis compritas en la Navidad.
Como un rayo en su cómodo asiento
respondió muy serio el interventor:
Si no tienen un duro lo siento
y a comer pimientos
y algún alfajor.
Vaya bofetón,
que soltó la agüelita de pronto,
tú te callas tonto,
que no eres director.
Ay señora, no pegue a mi gente
le ruego se siente
y me lo explique tó.
Pues resulta que este tal gerente
me ha soltao de frente
que en cuenta corriente
no tengo la opción
de pagar con un cheque sin fondos
pero que es segura la devolución.
Lo mismo que tós.
Todo el mundo me dice lo mismo
pero aquí no suelto ni un euro ni dos.
Con la cara muy coloradita
salió la familia sin decir ni mus.
Y en la calle todos de patitas
y andando pa casa, que no hay bonobús.
6 comentarios:
¡Ojú!
Yo no sé, me pondré del lado de la familia y ya está.
Esto es como las "grandes batallas de la historia", pero en verso. Me ha encantao. Ya echaba yo de menos estos relíos tuyos que tanto me hacen dar carcajadas.
Familia en crisis igual q el banco que como siga así se quedará sin clientes.Dime cuál es para no ir.
Me imagino la agüela con su canario,
al padre con su pantalón cercano al gaznate y a esa madre resignada, miarando al interventor y de reojo al director.
Me ha recordado a la Rue 13 del percebe.
Gracias por hacernos sonreir
Yo me identifico con el inocente que la cuenta abrió porque en el momento en que cruzo el umbral del banco mi cerebro se encoge y no me entero de ná. Seguro que si me atendieras tú sería distinto. Los temas de los bancos deberían contarlos como tú lo cuentas en este rítmico poema, directo al grano. Buen trabajo.
Querido mío, como siempre aertando en la diana. Me encanta cuando te atreves con el verso porque te creces y te renuevas.
Te pondría en Madrid, entre León y León, seguro que a más de uno vestido de chaqueta le temblaba la conciencia.
Besos miles.
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