Desde que mis gafas se han roto, lo veo todo “torcido”: Desde los cuadros de las paredes a mis días, unas veces tan cortos que quisiera poder multiplicarlos, y otros tan largos que se asemejan a pequeñas eternidades… felicidad y tristeza, entusiasmo y apatía. Y el teclado esperando… Me tomaré un café, capuchino.
miércoles, 28 de octubre de 2009
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4 comentarios:
A mí no se me han roto las gafas, pero ando igual que tú. ¿Nos tomamos juntos el café ese, capuchino o como cada uno quiera? Ya va siendo hora. Bueno, lo hablamos por el correo, mejor.
Un beso y ... al teclado.
Agradeceré cualquier torcida de gafas que me obliguen a revisar cada día de mi vida. Eso del punto de vista fijo es un gran peligro.
Y con tu cuento me avisas, con precisión de bisturí usando palabras que parecen indicar generalidades: Nada de eso. Y aceptaría ese café cuanto antes.
Besos.
La verdad es, que con gafas y sin ellas hay dias que lo ves todo al reves, y sí, en tales casos un cafelíto no viene mal, un abrazo
¡Tomaos algún café a mi salud!
Yo lo haré a la vuestra.
:)
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