El cura estaba perdidamente enamorado de su beata clasificada en segundo lugar en 2009. Pero esta beata, La 2, bebía los vientos por el sacristán, quien era esclavo de la beata 1, una verdadera especialista en ladear el velo dejando ver su mirada a pequeños intervalos. Lo suficiente, creía ella, para llamar por fin la atención del cura, que, según inicia el párrafo, iniciaba de nuevo el círculo de amores perseguidos y no correspondidos.
Nadie pensó que una fiesta pagana, la de Halloween, resolvería un problema católico. En la noche cerrada del principio de noviembre, con las luces descansando como espectadoras, con los espíritus de los muertos desatados por las calles, los cuatro protagonistas del amor circular se encontraron creyendo saber a quien tenían delante, detrás de una máscara. Y se dieron, no podía ser menos, cuatro alternativas y discontinuas confesiones, que en un entorno más laico serían simples declaraciones de amor. Y fue tal el desconcierto de puesta en común de palabras y obras los que las brujas provocaron con sus juegos entre los cuatro amantes, que al día siguiente, gracias a las cuatro puertas que tiene la iglesia donde los deseos se evaporaban, los cuatro amantes no volvieron a encontrarse. Por si acaso.
Sirva este pequeño ensayo con investigación de campo para demostrar que la interrelación de las creencias y las culturas desatasca problemas considerados como irresolubles. Cuestión de espíritus libres.
2 comentarios:
Si al menos pudieron sincerarse y vivir algo de amor, aunque fuese solo, un solo día, puede que les compensara el resto de sus tristes vidas. La idea de las 4 puertas donde los deseos se evaporan me resulta poético e inquietante al mismo tiempo. Un puntazo el de la monja dejando ver su mirada "a intervalos" Enhorabuena.
¿Cuatro amantes y cuatro alternativas? ¡JA! ¡Todos felices! ¡Y una vez más gracias a la diversidad!
Me encanta la frase final.
Abrazos diversos.
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