viernes, 1 de octubre de 2010

SÉ QUIÉN ERES.

Me dices que tu nombre es muy antiguo,

tanto como lo es la edad del hombre.

¿Quieres que me sorprenda o que me asombre?

Por si eres el diablo, me santiguo.

Que tu hombre del principio era inocente,

que tuviste que hacer todo el trabajo,

incluso colocándote debajo,

ensayándose en ser condescendiente.

Sólo tú descubriste que su dueño,

un tal Yahvé, mirada reverenda,

le daba alas, mimos y prebendas,

dejándole cumplir todos sus sueños.

Hasta que un día bueno conociste

al Némesis de Dios, una serpiente,

que en poco tiempo te puso al corriente

de la Verdad y de tu gran despiste.

Fue entonces cuando harta de puerros,

de hierbas verdes y de calabazas,

decidiste jugar la mayor baza

y jugar con peligro del destierro.

Pensaste en compartir lo conocido,

en llevar como cómplices la hazaña,

desafiando el terror a la guadaña

que pudiera acabar con lo vivido.

Pero el hombre escondió pronto la mano,

después de lanzar la piedra juntos,

y bajó la cabeza; y hasta el punto

de pasar de semidivino a humano.

Ahora andáis perdidos, me has contado,

con una copa siempre entre los dedos,

llena de antídotos contra los miedos,

que evite recordar lo caminado.

Te conocí al principio, tú eres Eva:

La fuerte de los dos, esa atrevida

que supo de la llave de la vida

y arrebató a los hombres de la Cueva.

La que se enfrenta a dioses a diario,

nos hace andar a todas las edades,

nos acompaña en defender verdades

y hace que esto parezca extraordinario.

5 comentarios:

Isa dijo...

Gracias, caballero, por la parte que me toca. Me encanta: "...por si eres el diablo, me santiguo". Gracias, también, por mostrarnos la corbardía de Adán.
"...Y hace que esto parezca extraordinario."; pues sí, extraordinario por finito. Y de todo, como bien dices, tuvo la llave, Eva.

A mi tía, no se me puede ocurrir a mí, ni cambiarle el nombre, ni un sólo paso de la historia (para mí, fábula), tal y como es contada. Para ella todo fue así, absolutamente.Y claro, también para ella, Eva es la mala, la inconsciente y la que tiene la culpa de todo, por sucumbir a los encantos del innombrable. Y yo, por si las moscas, le doy las gracias también a Eva, por enseñarme el camino del pecado, que sólo en debatirte entre
si caigo, o no caigo, la vida es mucho más divertida.

Buenos versos, para la fábula, Gabriel.

Paquita dijo...

Pedazo de poema Gabriel. LLeno de unas verdades fabulosas, que talento tienes amigo para la pluma,
me ha encantado, yo como dice Isa
tambien le agradezco a Eva, que me enseñara ese camino pecaminoso, pues hubiese sido muy aburrido estar toda la vida en el paraiso,
gracias y un beso.

inma dijo...

Me ha gustado el poema. Es toda una alabanza a la mujer que toma conciencia de sí misma y se libera de ataduras impuestas decidiendo vivir la vida.¡bravo por tí!

Clea dijo...

¡Con cuánto amor escribes y qué efecto entusiasmante tiene siempre leerte!
Nos devuelves sin tregua a la sorpresa, a la ternura, a la risa, a la carcajada. Y otra vez a la sorpresa, a la ternura, a la risa, a la carcajada.
Es usted generoso. Y se contagia. Sépalo.
Y gracias por este poema, yo también soy Eva.

Clea dijo...

Por cierto, ¿no os habéis preguntado nunca qué fue de la serpiente del paraíso?

Pues murió con 82 años y la enterraron enroscada. Demasiado larga para un ataúd. (Lo juro) (Y juro que me parto)