A las buenas:
Permitidme introducir aquí un pequeño capítulo de las andanzas del inspector Néstor Nillo, un personaje habitual del blog Cuensías, pero que por su brevedad he invitado al nuestro.
Néstor Nillo caminó con la firmeza y la elegancia de un emperador japonés, solo y sin mirar atrás, para cumplir con su baño completo mensual. Sabía usar los grifos y así se lo demostró a su mujer, que apoyada en el quicio de la puerta del baño cortaba toda opción de volverse atrás, huir o no mojarse en este asunto.
No había alternativa aparente, pensó la mujer, tranquila pero sin bajar la guardia. Una vez puesto el tapón y comenzado a subir el vapor de agua, Nillo echó a nadar a su patito de goma, Ebelio, compañero de tantas aventuras desde pequeño. Con la mayor dignidad posible, levantó el pie izquierdo para entrar en la bañera y cuando todo parecía decidido, sonó el teléfono.
Lo cogió su mujer en el salón.
-No está disponible, -dijo ella al levantar el auricular sin oír nada, y cuando volvió al cuarto de baño encontró a Ebelio flotando en un agua ya inmóvil, sin la menor señal de ondas provocadas por la catarata del grifo: Nillo había cerrado el monomando y huido por la ventana. Una vez más.
Por la calle, ajustándose la corbata sobre una camisa aún sin abotonar, el inspector Néstor Nillo se entretenía pulsando el pequeño artilugio, regalo de cumpleaños de sus compañeros de trabajo, que hacía que los comerciantes situados en los bajos de los edificios por cuya acera iba pasando se levantaran a coger el teléfono sin que nadie, al otro lado, pronunciara palabra alguna.
6 comentarios:
A las buenas, no sé si este inspector tuyo es pelín "espeso" o muy amante de su trabajo...pero ese pobre patito de goma abandonado a su suerte, sin más compañia que una quietud acuosa y silenciosa... Asín hay tantas depresiones "patiles"
Me repito: no sé que te dieron de comer cuando chico para que tengas esa imaginación desbordante
Besitos de azucena
Oye Gabriel se me pone una sonrisa estúpida cada vez que leo algo de lo que tu escribes, que ando preocupado por si se convierte en crónica. Quizá solo se convierta en crónica mi estupidez. Pero,¿Y lo a gusto que se queda uno?
Gracias.
P D
El abandono del patito de goma no me causa ningún sentimiento piadoso ¿Eso es malo?
A mí se me pone una sonrisa bobona de puro agradecimiento cada vez que alguien nos visita. Clinclinclok, bienvenido para leernos -y para quedarte- cuando quieras.
Que te quedes a gusto es una fiesta.
Lo del patito de goma está en estudio. Publicaremos los resultados.
Abrazos.
Y a mi Beli, cariñosa y genial protectora de Ebelio, un beso.
Hola querido Gabriel: el inspector
Nillo, sin duda es un guarrillo,
porque vamos, escaparse por la ventana por no lavarse..tiene delito y encima se deja al pobre
pato abandonado. creo que el tal
inspector es más un delincuente que
un re presentante de la ley. Opino
como Beli, ¿de donde sacas esa prdigiosa imaginación?. Un abrazo
amigo.
Eso es que el hombre era alérgico al agua; no le demos mas vueltas.
Hombre, yo sí que me estremezco al reparar en la frustración que ha de sentir un pato que ha sido condenado a no ver el agua bajo sus pies.
Por lo demás, cada cual es libre de escapar por la ventana, si esa es la única salida que le queda.
Besos (de Heno de Pravia, para contrarrestar).
Pero bueno ¿Por qué no habrá salido el comentario mio de ayer?
¿Cómo se puede ser tan espeso que se arriesga a salir por la ventana antes de darse un gustoso baño?¡Con lo bien que se queda una! Yo que su mujer lo abandonaba por guarrete, y como cliente no lo contrataba, ea!
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