El día amanece frío,
de madrugada nevó
y bajo un manto de nieve
la Ciudad se despertó.
Inés ya se ha preparado
para ir hacia la iglesia,
a casarse con su amado.
No lleva acompañamiento
de padres, primos, ni hermanos:
sólo van ella y el novio
con los padrinos al lado.
Inés no viste de novia,
no lleva de azahar el ramo;
la blancura de la nieve
sus galas le ha regalado
y le ha servido de velo,
zapatos y traje blancos.
La madre Naturaleza
su hermosura le ha aumentado,
han salido de la iglesia,
ya están los novios casados.
Inés no se ha visto sola,
la nieve la ha acompañado.
Cuando emprenden el viaje,
sigue todavía nevando,
ella mira para el Cielo
y le agradece el regalo.
2 comentarios:
¡Qué lindo poema, Paquita!
Es precioso cómo desbaratas la parafernalia más tradicional -la fiesta, el ruido, la ceremonia- y la sustituyes por la pureza de la nieve, las flores y la sencillez de una pareja que se quiere.
¡Hióle mi poetisa valiente!
Bellísima la imagen de la nieve y del calor de la pareja que se casa por amor en un día tan frío saltándose los convencionalismos. Un besazo.
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