Salomón
y la aritmética infantil.
Palacio salomónico. Columnas retorcidas y caras
más aun.
Se celebra en abierto un juicio que la prensa
ha elevado al número dos de la lista con sus comentarios y sus juicios
paralelos. El primero sigue siendo el Juicio Final.
Entran dos mujeres, cada una cogiendo a un niño
por una pierna. El niño, bocabajo, recoge firmas para que lo pongan boca
arriba. Imposible con un 92% de analfabetismo.
Murmullos.
Entran los jueces auxiliares, el jurado y uno
que pretende a una de las dos mujeres, que –un poco vago- ya tendría un niño
hecho.
Comentarios jocosos.
Entra Salomón. Aplausos, vítores y serpentinas
de colores. Se sienta. Se levanta dos o tres veces más hasta que, a base de
latigazos, cesan los aplausos.
Prolegómenos.
-Pa mí el niño, que es mío, -argumenta la
primera mujer, a la que llamaremos “Primi”, por ser prima segunda de quien
relata este juicio.
-Pa ti enseguía, -reta la segunda, que
llamaremos Jacinta Pacubos.
Hechas las alegaciones, el rey sabio se levanta
y le pone salsa a la sesión.
-Yo aquí parto en dos y asunto resuelto.
-Pero si sólo ha habido un parto, majestad,
-dice uno de allí, al que llamaremos “Uno”.
-Pero es el mejor reparto, -dice Salomón.
-Pues yo apunto y parto a mi casa, -dice otro
de allí, al que llamaremos Sigfried.
Primi salta hacia atrás, sin soltar al niño, y
desafía:
-Yo, que he luchado contra los partos (tribu
del mar Caspio, no liarse), y ahora me viene usted con éstas. ¡Vamos, es que me
parto de risa!, -suelta.
Jacinta, en doble voltereta con niño en mano,
se lanza al estrado:
-Así
imparto justicia yo también, no te digo (tono castizo, muy de Lavapiés).
El rey se ve acorralado. Tira el post it que
tenía escrita el comentario amable sobre el postparto de la verdadera madre. No
pega nada. Igual que el post it.
Pero la sesión se alarga y Salomón trinca una
espada que pesa más que él. Resulta que la usa como bastón, pero da telele
verlo.
Finalmente, dictamina:
-Vamos al turrón, que esto se hace larguísimo.
Yo comparto, así que vosotras dos, partid y compartid. El niño pa una, la
Primi, lunes, miércoles y viernes; martes, jueves y sábados, para Jacinta. El
domingo que descanse y le pongan de pie, al pobre. Venga, todo el mundo para
casa, que se me enfría la berza.
La puntuación que dio la prensa al juicio fue
de un ocho justo, exacto, sin decimales, al no tener que dividir.
Al día siguiente, tras pagar las costas, las
dos mujeres siguieron viviendo juntas con el niño que habían recogido la semana
anterior, delante de su puerta, dentro de una canastilla de esparto.
3 comentarios:
¡Pobre niño! ¿Dónde se apunta una para adoptarlo? porque el crío parece "tela de listo", y no se merece vivir entre tanta chusma y siempre cabeza abajo. Yo prometo hacer lo contrario con él: Los días entre semana de pié y el domingo cabeza abajo porque se conoce que el riego invertido le beneficia la sesera.
Muy divertido Gabriel. Enhorabuena.
¡JA! Todo un lío de partos y repartos…
Pobre criatura…
:)
Jajajajajaja... sin ninguna duda, eres el mago de la palabra, el hacedor de risas, el destornillante maestro de la carcajada,¡¡¡qué me parto, yo también!!!jajajaja
Me imagino a ese niño recogiendo firmas bocabajo,tó moraito,tó sxin respiración peo con su papiro en la mano y la suplica en la mirada...
Lodicho, genial, genial,genial...
Para cuando en la feria del libro "variaciones sobre la historia ya contada"
Besitos mil.criatura de la palabra
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