Se allanó
tu camino y el mío.
No rodaron lágrimas
por tus mejillas marchitas
ni mi corazón
se aceleró en la noche
por tu llamada.
Se allanó
tu camino y el mío.
Aprendimos a querernos
sin reproches, ni obligaciones
ni exigencias.
Se allanó
tu camino y el mío.
Y fuimos felices
mientras caía la noche.
Y de nuevo el sol,
con su sonora melodia de fuego
tiñó el cielo
y fue entonces
cuando mis ojos lloraron
de rabia y de miedo.
4 comentarios:
Un poema que llevaba esperando que respiraras, preciosa.
Cuánta ternura has puesto y cuánto cariño.
Recuerdo su carita, con toque navideño, y celebro contigo ese compañerismo con tu niño.
Mil gracias por compartirlo.
Un beso fuerte.
Me emocionaba veros juntos y sabes que hemos compartido emociones parecidas en situaciones muy próximas. Éste poema me parece un bonito homenaje a él, y a tí también. Al ese tiempo que os dedicásteis mutuamente y que os ayudó a crecer, a amarse y a saber despedirse con la calma y la ternura de la que lo ha puesto todo y lo deja seguir su camino, retomando el propio desde ese "vacío lleno" que te ha hecho romper tu silencio y tu papel blanco. Un besazo, pedazo de poeta.
La distancia que acerca, Peneka. Es precioso.
Cuánto amor desnudo, como a mí más me gusta.
Gracias, también, por compartirlo.
Un abrazo.
Gracias por vuestras palabras y ese cariño que guardan y que llena a este corazón herido.
La verdad es que soy una persona afortunada, afortunada por muchas cosas: por esos padres que tuve,que tengo, y a los que tanto quise y me quisieron. A ellos que me enseñaron la grandeza de lo sencillo, de la entrega...
Gracias a ellos por todo cuanto me dieron y gracias a vosotros por todo cuanto me dáis.
Besos de arcoiris.
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