No te admiten las mentiras
sus miradas, sus reflejos
del Sol, cuando se retiran,
pero ciegan si te miran
y no estás bastante lejos.
Son sus ojos bravucones,
sin la lógica, a traición,
mirando sin intención
por azar u otras razones.
No te busques recovecos:
en su busca de un latido
te encontrará, habrás perdido
tu coraza y tu chaleco
para flechas de Cupido.
Fijadores por sorpresa,
ser preso vas a querer
quedarte a vivir en esas
miradas que, más que ver,
el corazón te atraviesan.
No avisan y no preparas
tu ánimo, tu coraje;
quieres ser amor salvaje,
donde el tiempo no se para:
donde no cobrar peajes.
Los ojos son faros, puntos
de indicarte una parada
donde empezar algo juntos,
no raíces ya enterradas:
sólo tú verás si paras
y la miras y te atreves
a ver el Sol en su cara.
4 comentarios:
¡¡No sabes cuanto me llegan estos versos...!!
Pero tú sí que sabes lo que me alegra tenerte en casa.
Besos.
Ese sol al principio y al final, ese ritmo trepidante, la dejan a una sin aliento. Un poema con corazón , para comenzar, o parla continuar alguna historia. Muy currado, zizeñó.
¡Mmmm! ¡Qué bien suenan estos versos abrazados e inquietos ante esas miradas!
Felicidades.
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