Federico
era el mayor de tres hermanos. Había nacido una noche de invierno entre
algodones según le había contado muchas veces su madre. Su padre lo había
tomado orgulloso entre sus brazos para mostrarlo a sus abuelos.
Pertenecía
a una familia de reputados abogados. Sus padres habían soñado para él un futuro
prometedor, entre pleitos y legajos, rodeado de lujo y confort. Sin embargo, desde pequeño Federico había
mostrado un amor desmesurado hacia los animales y más en concreto hacia los
conejos.
A
los seis años había pedido a Baltasar, su rey mago favorito, un libro de
dibujos de conejos; conejos rojos, verdes, azules…
A
los doce años, para su cumpleaños había pedido un viaje a CONEJILANDIA, una
granja enorme a las afueras de la ciudad donde aquellos animalillos vivían en
semilibertad y donde los niños podían jugar con ellos, acariciarlos, tocarlos,
mirarlos…
Y
para su mayoría de edad y ante el asombro de toda su familia había cambiado la
fiesta de presentación en sociedad por un conejo blanco de orejas moteadas que
había visto en la tienda de animales de la esquina.
Sus
padres perplejos no supieron cómo hacer frente a la nueva excentricidad de su
hijo, de su primogénito.
El
tema no se volvió a tratar, tal vez si no se hablaba de él las aguas volverían
a su cauce; sin embargo Federico padre tenía el presentimiento que eso no iba a
ocurrir. Al anochecer, trató el tema con Margarita. su esposa. “¿Qué piensas tú
de todo esto?”.
Margarita
permaneció callada. Contempló a su marido mientras recordaba aquel día junto al estanque de los Jardines
del Oeste.
“Federico
es como tú” respondió mientras una leve sonrisa se perfilaba en sus labios.
“¿A
qué te refieres, a ser abogado?”
“No,
a ser soñador” contestó; entre sus manos
una pequeña caja azul guardaba recuerdos pasados. “Tú querías atrapar
mariposas, ¿recuerdas? Él quiere ser prestidigitador”
En
un segundo sus miradas se encontraron. Margarita acarició la mejilla de su
marido. “¿Atraparás su sueño entre redes de prestigio?”.
7 comentarios:
Necesito que me ayudéis con vuestro buen ojo, a perfilar este boceto de cuento-
Por fa, por fa, por fa...
Beli, te he mandado un correíllo para no extenderme aquí.
Me encanta la idea del cuento.
Besos.
Tuché, amigo, Tuché.
Gracias mil... prometo enviártelo cuando lo arregle.
Besitos de algodón dulce
¡Huy! Me gusta mucho la idea de este cuentito, Peneka. Has hecho Magia.
Una idea grande para un microrrelato.
:)
Gracias , no podéis imaginaros cuánto me animan vuestras palabras. Me pondré manos al lápiz para reescribir, reescribir y encontrar el diamante que lleva dentro,jajajajaja.
p.d.- ¿Clea, para cuándo un café todos juntitos...?
Peneka, ese café, ¡cuando vos digáis!
¿Somos muchos, todos?
:))
Bueno, yo como siempre llego tarde a todo esto, pero al café ya sabéis que me apunto siempre.
Beli, creema que he intentado escribir un cuento sibre inés, pero antes de que me borréis del blog, no lo he colgado. Lo remiraré hoy a ver si le veo la punta.
Por otro lado tu cuento pinta bien ¿por qué nos pides
ayuda? Yo estoy desendo que lo sigas.
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