De don Apolonio Bristolapio,
hermano del insigne Abraham Bristolapio, jefe que fue de mi adorada primera
subsecretaria del ministerio de Algas, allá en los 80, esa que fue capaz de
tomarse medio yogur helado y el otro untado, por lo que recibió dos medallas en
el mismo día, una merecida, no digo que no, pero ¿dos? ¡menudo despiporre! Lo
que pasa es que esta pájara y el primer director general de Manchas en
Edificios Famosos, don Luperino Betsaboco, el del pueblo aquel en que se escupieron
todos un domingo, le hacía ojitos y ella, mujer de armas tomar, aunque enamorada
como una Greta Garbo de su vecino, el que repartía periódicos atrasados en
Ginebra, no le decía ni que sí ni que no, pero se dejaba ver los tobillos más
de una tarde en su escaño, mientras doña Endebaria Castelpso, vecina suya, doctora
en Huevos de Dos Yemas, pero venida a menos, limpiaba su despacho, una habitación
desaprovechada a mi forma de ver, porque a ver: ¿cuándo se ha usado esa mesa de
billar sino para tomar pavo en salsa de café?, pues Señor, con dos caballetes y
una tabla, con un mantel limpio, te haces una mesa para merendar que no se la
salta ni mi primo segundo, Jonás Julio, el que hizo dos puentes, uno para el Támesis
y otro para los incisivos superiores de su tía Abdela Flora, la casada con uno
de Sitges, aquél que resultó suagili por parte de madre. Sí, hombre, ¿cómo? ¿que
qué decía de Apolonio?
No sé, hijo, no sería
importante, digo yo, ¿no? Espera, espera, ahora que caigo…
¡Ah sí, síiiiiiiiiii!
Que lo han nombrado ministro de
Exteriores, se ha cogido una avioneta, le ha soltado dos patadas a Obama, otras
dos a la Merkel, ha cogido al presidente del FMI y lo ha pisoteado. Los ha
presentado amarrados en la central de la ONU y ha conseguido parar 54 guerras
que había abiertas en el planeta y cerrar Guantánamo. O algo parecido. Pregúntale a tu abuela. Yo
es que con la tele puesta no la entiendo bien.
2 comentarios:
¡JA!
¡Es alucinante esta perspectiva panorámica de 360º! (Con permiso de Peneka ;)
Un alud de ¿etopeyas? inverosímiles que te dejan sin aliento esperando una pausa.
¿Y el final? ¡JA! (Otra vez)
(Qué bueno, yo quiero tener mucha imaginación para inventarme estas cosas, jjjjjjja).
Gracias.
:)
Hola, Clea, qué bueno que andes por casa. Y muchas gracias.
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