Sus irrefrenables ganas de morder le habían ido marginando desde la guardería. Cada amigo nuevo que intentaba hacer, salía con un mordisco en cualquier parte de su cuerpo. Los tobillos, muñecas y cuello eran su debilidad, y no podía contemplar ninguno sin hincar el diente aunque fuese solo un poco. Afortunadamente apenas dejaba marca, y la juventud y buena salud de sus víctimas hacían que cicatrizacen pronto y no hubiese demandas de por medio. Era incomprendido por ello y se fue volviendo un chico solitario y taciturno. Ni los castigos continuos de su madre, ni los encierros que le proporcionaba su padre, ni siquiera las expulsiones a las que lo sometía el director del colegio lo disuadían de su empeño.
Su fiesta favorita era Hallowenn donde mordía a todo el que se cruzaba por delante sin que los demás se extrañasen. La capa de su abuelo que su madre le dejaba vestir, hacían que el pequeño Leonardo se sintiese como un auténtico personaje, y la sangre artificial que sus víctimas portaban, disimulaban la auténtica sangre que durante pocos minutos desperdiciaba.
Un 31 de Octubre fue a morder al auténtico conde Drácula, quien también aprovechaba esa noche para atiborrarse, y sorprendido por la habilidad del joven iniciaron un duelo a mordiscos que se saldó con la muerte del anciano conde. Por primera vez en su vida fue felicitado por ello. Hoy se conmemora su onomástica.
2 comentarios:
¡Un pelotazo, Inma!
Celebro a lo grande tu repuesta en marcha con este relato genial y oportuno.
Espero que sea el punto de partida de muchísimas historias más para leernos.
Un beso y enhorabuena.
Inma te felicito por el singular re
lato, me gusta. Como no tengo posibilidad de comunicarme a traves
de este medio ya que el correo no me
funciona, claro que quizas tampoco
os lleguen por aqui mis noticias
sn fin espero que si.Os envío un
abrazo fuerte.
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