Así fue como Narcisa conoció al bueno de Antonio. Él iba con su camión cargado de
cemento para la obra cuando la vio haciendo auto stop. Pobrecilla, se dijo. Paró y la
invitó a subir. Ella vio el cielo abierto y la puerta de la cabina. De un salto se
encaramó en el asiento y con lágrimas en los ojos agradeció el detalle a Antonio, y
es que la criatura llevaba dos horas de pie a la espera de que alguien se apiadara
de ella y la llevase al pueblo, pero ni por esas, todos pasaban de largo sin reparar en
su persona, y mira que Narcisa estaba de buen ver, que lo estaba, pero nada. Por eso se
emocionó tanto cuando Antonio paró y la invitó a subir. Ya no pensó en separarse de él, de tal manera conquistó su corazón que aún no se ha bajado del camión. Ya hace treinta
años y son felices. Paquita.
lunes, 23 de marzo de 2015
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3 comentarios:
¡Que alegría Paquita! Por fin regresas, y estrenas la primavera en el blog con una interesante y divertida historia de amor. Felicidades. Me ha gustado mucho. A ver si los demás se animan también y tenemos de nuevo lectura para las noches. Un besazo.
¡Jajajay!
Qué alegría verte entrar en casa y publicar una historia tan divertida en nuestro tablón de anuncios.
Qué final más sorprendente y de humor tan bueno.
Un beso grande, Paquita.
¡Paquita, ahora esperamos tus comentarios en los nuestros!
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