Ay, Sinfo, no di con la tecla de arreglar la tele como me pediste, la que se puso con las rayas blancas en la pantalla verde al lado de tu cama y hacían piii, piiii, piiiiii,… porque me tuve que ir a la manicura, aquí cerca de la clínica. No creo que te murieras por el disgusto, ¿a que no, tesoro?
No te haces idea de lo que te echo de menos: Muchíííííísimo. Y quédate tranquilo, que me he casado con tu hermano Floro, sí, el que pudo cobrar la quiniela.
Siempre tuya y contigo, tu Macaria.
1 comentario:
Disfrutando de nuevo con tu particular humor negro; con esa mano "inocente", con ese "sin querer queriendo". Es divertido. Me gusta.
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