Si hago volar la cometa, es probable que llegue lejos, muy, muy lejos.
Allá abajo, hasta la misma orilla, mi amigo alcanzará a tomarla y sabrá que aún tenemos alguna oportunidad para jugar.
Lo malo va a ser que pueda devolvérmela hasta esta altura, desde la que siempre podré verlo.
Allá abajo, hasta la misma orilla, mi amigo alcanzará a tomarla y sabrá que aún tenemos alguna oportunidad para jugar.
Lo malo va a ser que pueda devolvérmela hasta esta altura, desde la que siempre podré verlo.
7 comentarios:
Isa, si no me equivovo la cosa sigue con el más allá. Si de por sí es tierno el relato, la idea de lo "alejados" que están estos niños lo enternece aún más. Muy bonito.
Nada puede separar a dos corazones unidos, por ese hilo invisible del amor, de la amistad.
Hermoso, pero algudo "duro" si pensamos en que un niño ha dejado su sonrisa colgada en una cometa
Que enternecedor Isa, que dulce la amistad más allá del más allá, que dulces los niños de tus textos, que no tienen miedo a nada, son comprensivos y cariñosos.
Creo que el amigo de abajo encontrará un viento favorable para hacer remontar de nuevo tu cometa y devolvértela cargada de besos.
Me llena de melancolía, me hace pensar en niños que saben que dejarán de serlo y sólo su amistad podrá quitarles ese miedo.
Un texto hermoso.
Besos.
Me emociona tu cuento desde las nubes. Me encanta con qué naturalidad
relatas el mito ancestral de la vida y la muerte.
Pues a mi la niña, porque me imagino que es una niña, me da un poco de miedo. Estos temas del más allá me producen mucho respeto (y algo de miedo).
Besos.
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