lunes, 27 de septiembre de 2010

El desconocido

Un día tras otro seguía sin atreverse a hablarle, pero lo seguía durante un rato a ver donde se dirigía. Parecía de costumbres fijas. Cada día compraba un periódico y se sentaba en el mismo café a leerlo.
Ella con aire distraído pasaba cerca e incluso llegó a sentarse en la mesa de al lado con el mismo periódico por si él se atrevía a abordarla. Un día sintió que él la miraba por encima de sus gafas y ella sonrió. Le pareció que le devolvió la sonrisa. Al día siguiente no estaba. Ni al otro. Preguntó por él al anciano dueño del café y éste le dijo que estaba de luna de miel con la camarera. Silenciosa, regresó a su casa.

4 comentarios:

Isa dijo...

¡Ay, qué lástima tan grande! Pobre mía. Lo que son las percepciones. ¿Sabes? Yo me había imaginado un final más tétrico; que le iban a decir que él estaba muerto o algo así y que sería un fantasma. Las cosas mías. Pero esto es más creíble, jajajá...
Un beso.

Gabriel dijo...

Un buen final un paso más allá de la sorpresa. La subida estilo chispazo desmorona una buena construcción, mucho más lenta. Eso es buen ritmo narrativo para un relato corto.
Besos.

Peneka dijo...

¡qué poco nos hace falta para soñar, para acurrucarnos en unos ojos, en unos brazos...!

¡qué poco para darnos de golpe con esa realidad diaria, monotona a veces...!

Pero,¿os imagináis como latiría ese corazón mientras sus ojos seguían a ese desconocido?

Me quedo con esa ilusión.

Relato sencillo y final inesperado

Clea dijo...

¡Esta noche voy de bonito en bonito!
Dejas que nos recreemos con la historia y nos sorprendes con ese final tan "sensato".
¡No hay derecho! :))

Muy bueno.