viernes, 29 de octubre de 2010

CANALES.

Desde los vértices de un cuadrado, cuatro televisores se enfrentan a un hombre y una mujer que, desnudos y espalda contra espalda en el centro, disponen de un único mando a distancia para defenderse, de modo que el mando sólo manda –les dicen- en uno de los televisores.

Al sonar el cliouk simultáneo de los cuatro encendidos, el hombre y la mujer se giran hacia donde cada uno cree que está la verdad:

Parece que un programa de modas con noticias de actualidad se impone como una tromba de energía pura y canalización vital, pero la velocidad de un gol en una estúpida jugada de un defensa desata un temporal de pasión y saltos que iguala y anula la primera reacción. Después, un sencillo concurso da la impresión de mediar y captar la atención de la pareja que, a punto de mirarse, deciden intentar que sea el cuarto televisor el que decida sus sueños. Mirando juntos la pantalla de ese cuarto televisor, ven en ella la historia de su vida y entonces, sólo entonces, deciden usar el mando y abrazarse descubriendo que se apagan las cuatro pantallas al mismo tiempo.

3 comentarios:

inma dijo...

¡Qué bueno que decidan apagar la tele para vivir! si todos lo hicieran más a menudo el mundo resultaría más humano.

Anónimo dijo...

Los experimentos que te inventas, Gabriel. Muy chulo el comienzo geométrico y la desnudez central. Coincido con Inma en lo de apagar la tele para vivir. Usas el surrealismo de la escena para crear tensión y para "engañar" al lector. Engañar limpiamente(sorprender como buen escritor que piensa en su lector), es decir, sacarte el as final de la manga, pues -"les dicen"- que el mando sólo actúa en uno de los televisores. Y, como telón, la sorpresa: las cuatro pantallas se apagan simultáneamente y, en el centro, dos vidas, piel a piel. ¿Quién los metería allí?

Clea dijo...

Me parece un gran guión para un corto. Provocador. Y me parece una excelente puesta en escena.
Con usted siempre queda confianza en el ser humano.

:)