sábado, 23 de marzo de 2013

Juegos a deshoras


A las tres de la madrugada sonó el móvil de Aurora:
-Le llamo de la central de alarmas. Ha saltado sólo la alarma del mostrador; nadie ha entrado por la puerta, ni por el escaparate de su tienda, pero se ve que algo se mueve a esa altura. Posiblemente haya una emisión cercana de radio, porque se oye cantar a una niña.
Al día siguiente, al llegar a su trabajo, Aurora encuentra una comba delante del mostrador.
En algún lugar interdimensional, una nenita aburrida sueña con el momento en que pueda volver a jugar con los ángeles custodios de aquel lugar de luz, de su tienda esotérica.

4 comentarios:

Gabriel dijo...

Precioso que una niña y sus ángeles de la guarda sepan de sobra que la cortinita transparente entre los infinitos mundos paralelos es permeable. Mucho más para jugar y cantar. Y menos me sorprende que sea una tienda donde las velas huelen a besos y el aire a música lenta. No es tanta la casualidad. La felicidad se busca. Siempre.

Besos.

Isa dijo...

Gracias con mayúsculas. Tú lo has dicho: "no es tanta la casualidad".
Seguimos jugando.

Peneka dijo...

Aprovechando espacios conocidos, mundos de otros mundos, y esa imágen de una niña que juega; que aún en el más allá sigue soñando con jugar.

Precioso y sencillo relato.

Muy bien para el calentamiento del lápiz, jejejeje

Besitos azules

inma dijo...

¿Soy la única a la que da un poco de yuyu? Esa pobre niña perdida entre dos mundos ¿eternamente? Parece alguien que se fue sin terminar su vida. El relato es muy bonito. Felicidades. No deja indiferente.