martes, 22 de abril de 2008

LLAMAN A LA PUERTA

Llaman a la puerta.

-Buenas, que venimos a por lo de la orgía.

-Pasen, pasen ustedes.

-Vengo con dos equipos. Uno de sado maso y el otro más normalito. Usted dirá.

-Pues me quedo con los dos. Mis hermanas son muy variables.

-En la salita montamos el tenderete. ¿Y su marido?

-Está al llegar. Hoy sale más temprano de la oficina.

Llaman a la puerta.

-Hola, Kiti, hola Mirandita, hola Purrusalda. Id desbolando el cuerpo que los del club de Penis están ya organizándolo todo. ¿Y Socorrito?

-No ha podido venir. Tenía bacanal en el Ministerio con los compañeros y le daba cosa dejarlos allí plantados.

Llaman a la puerta.

-Hola, tesoro, ¿qué tal la oficina?

-Fatal, fatal; Fernández se ha pillado el meño con la cremallera y hemos tenido que llevarlo a urgencias. Ya estamos hartos de decirle que deje la parte de abajo del chándal de la chica de la limpieza, pero nada. ¿Cómo va todo por aquí?

-A punto. Mis hermanas están listas y el ambiente preparado. ¿Empiezas tú hoy con el látigo, o lo dejamos al azar?

-Mira, yo estoy pendiente de una llamada para cerrar el trimestre. Empezad vosotras con los del club y, en cuanto llamen de Contabilidad, me junto.

-Al final, te vas a coger frío.

-No te preocupes, mujer, si yo con cualquier cosa me apaño.

-Pues ahora vuelvo. Vamos allá, niñas. Chicos, al salón.

Parriba, pabajo, pa un lao y pal otro. Que si muerdo, que si ojú, que si vaya, vaya, pero bueno, uy qué bien, qué bien. Perdón, póngase usted a un lado. Qué interesante. Esto es nuevo, ¿verdad? Sí, señora, de Hamburgo lo traigo. Uyuyuyuyuy, que bien resuelve usted. Sin morder, sin morder. Gracias. Pues llevo dos. Pues yo tres. Pues yo tengo el día saleroso y con este ni me acuerdo. ¿Y tu marido? Sigue con la contabilidad. A ver si se lo va a perder, que todo esto era por él, hija, llámalo. ¿Molesto señora? No, siga, siga, que está muy bien. Pues no, déjalo, que le gusta terminar las cuentas. Seguro que se pasa al final. Míralo, aquí está, y con lo mismo de siempre, en cinco minutos ya está listo. Pues nada, todos contentos.

-Aquí tiene la factura, señora.

-Muy bien de precio; tenga usted.

-Por favor, señora, si es el doble.

-Se lo han ganado ustedes, tan atentos.

-Encantado de atenderles.

-Pero ¿no se visten antes de irse?

-Madre mía, como que cuando uno trabaja así de a gusto se olvida de todo. Ya está. Muchas gracias y buenas noches.

-Tesoro, ¿qué quieres cenar? Y vosotras os quedáis también ¿no?

-Ufff, qué va, tenemos madrugada en Culofan, un antro precioso que inaugura hoy la prima Mirina, en Utrera.

-A mí me coge mal, prefiero quedarme. Que os divirtáis.

-Adiós, muac, muac, muac. Y dale un beso a tu marido. Y que no trabaje tanto.