lunes, 12 de julio de 2010

EL MONSTRUO

Aquel inmenso monstruo advirtió mi presencia. Me quedé petrificada cuando le miré a los ojos y noté que se estaba transformando. Sus pelos parecían amenazantes pinchos, la cara se encendió como una enorme bola de fuego y una especie de líquido transparente empezó a brotar de la parte superior de la cabeza.
Era una visión aterradora que me llenó de pánico al escuchar el latido desacompasado que salía de su interior. Logré reaccionar cuando profirió un estridente alarido. Me tropecé desorientada con un artilugio lleno de unos pelos muy duros y tiesos que olían a menta y conseguí guarecerme tras unos enormes cilindros de metal. Mientras, el monstruo agitaba uno de sus brazos con un arma mortífera que apretaba espasmódicamente con uno de sus dedos. De pronto, se hizo la oscuridad. Estaba atrapada, segura de que no saldría viva de allí. Pero uno cosa tenía clara, antes de que acabaran conmigo impregnaría con todos los fluidos de mi cuerpo cada uno de los rincones de mi improvisada mazmorra. Para que no se olviden de mí.

(gracias a Inma por inspirarme)