Conseguí, que volvieras
la cara hacia mí:
ya era mucho.
Y que el Rey se riera
de este paje entre mil,
delgadito y feúcho.
Pero al son del primer violín,
no apoyaste tu mano en ninguna
mano fuerte de príncipe azul
y escogiste este vals saltarín,
tú volando en volantes de tul…
…yo en la Luna.