miércoles, 3 de junio de 2009

Avisillo.

Ñoras, Ñores y Ñoritas:

Sépase que, aún con el descuento del IVA, del Venía, del pinpón y del cajón, hase resién que hemos pasado de las vintisincomil visitonas. Y a mí madao la tiritona por la emosionansia. 
Era un por compartir con todos ustedes vosotros que sé que salegrarei en su propio corasón interió.
Va por totus.
Abrazos y hablamos en los próximos cincuenta mil.

El último.

Las reglas eran claras: El último que tocara la bandera quedaría expulsado sin honor.  Luis y Ramón, los finalistas, correrían hasta el final de la colina donde se clavó el mástil y no había más reglas que correr ni normas que respetar. Por el camino, de varios kilómetros, podían beber agua. Nada más.

Luis sabía que Ramón era más rápido. Antes de que se escapara del todo, mientras la pendiente era soportable en las piernas, aceleró y de un codazo hizo que Ramón resbalara cuesta abajo. Tranquila al ver que no estaba herido, su mujer le ayudó a levantarse y volvieron al club en coche. Desde la cima, Luis gritaba con la bandera en sus manos.

En la ceremonia del domingo, el club de Atletismo “Extrem” expulsaba ignominiosamente a Luis Pardo como socio.

-¡Pero si yo también recibí codazos, y mucho más fuertes!, -dijo Luis.

-Pero fuiste el último en tocar la bandera, -respondió Ramón.