-¡Abuelo, abuelo! ¡He encontrado tu dentadura bajo mi almohada! ¡y un euro!
-¿Allí la puse cuando te leí el cuento? Desde luego que ya está uno fatal, –murmuró.
-Abuelito, cuéntame otra vez cómo se te cayó la dentadura de plastilina en el escote de doña Carmen ¡porfa, porfa…! Y cómo ella pensó que era un trozo de techo!...
El abuelito, de nuevo comenzó su historia, que acabó con la risa a carcajadas de ambos.
-Y ahora Luisito, dime la verdad ¿De dónde has sacado la moneda de oro que has puesto bajo mi almohada?
-¿…?