El emperador Chi Ya, de la dinastía 12, se sintió desgraciado e impotente por no poder terminar la Gran Muralla: “Me faltó un chino”, dijo antes de morir.
Arturo Lense, contable de Oviedo, sólo apuntaba cantidades que contuvieran los dígitos 1 al 9. Era un hombre sincero de veras.