jueves, 24 de abril de 2008

Dios en la poesía

El viernes 25 de Abril a las 18,30 de la tarde en la iglesia desacralizada de San Luis, hay un recital poético titulado "Dios en la poesía" organizado por "Noches del Baratillo". Entrada libre. Participo con un poema

ESPERADO REGALO NAVIDEÑO


Pensaba que quizá el tiempo se encargaría de ir borrando de mi memoria los amaneceres más dulces; que el frío de diciembre congelaría las suaves madrugadas que ya me has dado.

Pondré el árbol grande, con todos sus adornos; llenaré de luces la casa, por si se te ocurre volver. Imaginaré que el mismo autobús que un día te trajo hasta mí, volverá a dejarte en la esquina de mi calle y te veré bajar como aquella tarde, cuando te vi por primera vez, con tu cuaderno en una mano y tu eterno cigarro en la otra.

Nunca imaginé que te echaría de menos como lo hago hoy; nunca, que te soñaría tantas y tantas noches bajo esa camisa que tan bien sabía envolverte, que me brindaba tus formas de delirio y que con impaciencia, alguna vez desabotoné, emocionada, como quien tira del extremo del lazo que anuda al esperado regalo. Desabotoné con sumo cuidado, cada uno de todos esos guardianes, alineados en una fila inacabable, hasta que tu piel quedó expuesta a mis ojos, a mis manos, a la merced de mis intenciones.

Sabíamos que los remordimientos vendrían justo después, pero en ese instante contaban tus ojos y los míos, contaba tu boca, que me buscaba teniéndome, y que aún así, volvía a buscarme; y la mía que generosa premiaba tu empeño. Contaban tus brazos, que me recibían a modo de trampa, de la cual ni podía ni quería liberarme.

¿Qué demonios harás ahora? ¿Por qué sin mí ? ¿Por qué, si sabemos que no? Que sin ti yo no, y que tú sin mí ya no; no, después de habernos tenido así.

Saboreaste mi cuerpo una y mil veces, y bien sabes que podrías hacerlo mil veces más. Aún me parece tener tu aliento en mi oído; aún creo que es tu calor el que me recorre, el que me despierta vibrando todavía. Y sigo sintiendo tu lengua rendida, acariciando mis senos, que se desbordan, lamiendo mi vientre que se impacienta, recorriendo mi espalda, que se estremece; que buscando un lugar a salvo donde ésta muere, acaba por encontrar un mar oculto, un océano de sensaciones por el que navegar libremente, a su antojo, acompañada de tus labios, que me inquietan, me agitan, me enloquecen sin piedad, hasta robarme las fuerzas.

Ahora sólo espero un ruido leve en el portal, y tus pasos que lo atraviesen, que descansen en el umbral un breve instante (el suficiente para encontrar la llave). Sólo espero oír la puerta abrirse y tus pasos acercándose hasta mi cama. No te preocupes si es tarde, sabes que nada me importa; sólo quiero que esto ocurra esta noche (son especiales, dicen, las noches de Nochebuena).

He dejado encendidas las luces del árbol para que iluminen el pasillo. Sé que vendrás hoy, lo sé; esta noche sí, y compartiremos tanto, tanto, que seremos un sólo cuerpo, un solo fluido. Y, por favor, mañana cuando te vayas, (porque te irás, también lo sé) aunque yo duerma, despídete con un beso que endulce mi amanecer. ¡Ah!, y no olvides en el suelo tu traje rojo y tu saco, y tu gorro, y el cojín; y te prometo desde ya, que durante el año seré buena, para recibir el próximo diciembre, tu esperado regalo navideño.

CRITICÓN.

Te protege la pereza,

te escondes de los artistas,

y no asomas la cabeza

al escribir, con bajeza,

tus críticas en revistas.

 

A todo pones reparos,

y a todos hallas defectos:

Al cine por los efectos

a los pintores, por raros

y al  poeta por  selecto,

de versos que, siendo claros,

para ti son imperfectos

 

Si no te pide consejo,

cualquiera rama del arte

la maldices y abandonas,

negando su luz, reflejo,

de la parte del espejo

que no refleja tu parte.

 

Escritor de gacetilla,

torero televisivo,

cantante a lo más de ducha,

que ni a dios ni a diablo escucha,

considerando incisivo

su comentario cotilla.

 

Aprende y mira al pintor,

y a su mundo de colores;

pégate al compositor,

y métete en su canción.

Y acercándote al poeta

a dudas y resquemores,

 encontrarás solución;

 

Ya verás la voltereta

que te pega el corazón.