viernes, 10 de octubre de 2008

RENOVACIÓN

En uno de esos intentos fallidos por contenerme, a los que mi cordura me invita cuando me viene este impulso, huí, ansioso de desahogos que limpiaran por unas horas al menos el vacío con el que vivo y las reliquias del pasado.

Salvé con impetuoso afán los kilómetros que nos separan; algunas situaciones no permiten la espera. Y llegué hasta ti.

Contemplándote, aún con distancia, sentí cómo me invadía la emoción de un preludio que estaba por iniciarse.

Me desbordaba el incesante roce de algo ardiendo en uno de los bolsillos de mi pantalón; en ése que siempre es apuntado en los momentos críticos.

Entonces crucé tu puerta, ya estaba dentro de ti. La plenitud. Llegaba hasta mí un conjunto de melodías que desataba mi deseo; distintos aromas que me envolvían, que tú me brindabas y que me marcaban el camino.

Cómo explicar; fueron tantas las tentaciones a las que me sometiste, y no menos el placer…

…Hasta que acabó…y nuevamente me di de bruces con la realidad cuando la chica me indicaba el precio.

Mientras firmaba, a la vez que volvía a meter la tarjeta en el bolsillo, y contemplando el ir y venir de gente, pensé lo costoso que resulta a veces, renovar el armario, oír buena música y oler a hombre cuidado.