martes, 14 de septiembre de 2010

ATENCIÓN.

En la calle, un hombre aborda a otro y le saluda.

-Buenos días, amable peatón, ¿podría prestarme dos minutos de su tiempo?

-Eeeeer, bueno, si son dos minutos…

-Sólo le pido que mire estos dos relojes con atención. Uno de ellos es digital y el otro analógico. Compruebe que están en perfecta sincronía con el reloj de nuestro ayuntamiento, que como sabrá está considerado un modelo de precisión.

-Sí, sí que lo están; dígame.

-Le pido que compruebe la cadencia de los segundos. Nada de décimas, sólo los segundos. Dentro de muy poco sonará la campana de la media en el reloj grande y su sonido le ayudará a la sincronía.

-Los veo iguales: uno cambia de dígito al mismo tiempo que se mueve la manecilla que indica el paso de los segundos.

-Bien. Ahora sólo una pregunta más, por favor.

-Sí, diga.

-¿Qué hora es?

El hombre consulta el reloj de su muñeca y contesta:

Las diez y media de la mañana.

-Gracias, muy amable.