Hora es de contar con los ingredientes desde el punto de vista de lo que son: Ingredidos. Nadie les ha preguntado, que yo sepa, si querían o no formar parte de un futuro plato navideño o veraniego. Ni de entretiempo.
De hecho, camuflados de bolsas de basura cerradas, nos fuimos a hacer un reportaje peligrosísimo a una granja donde cultivaban cochinos, gallinas y conejos en cantidades muy superiores a doce.
Al principio, nadie quería hablar. Se decía que, así, ningún cerdo soltaría una guarrada, no se notaría el miedo de las gallinas y los conejos se quedarían haciendo bromas, guardados en la chistera.
Tras una toma de contacto de seis meses, no es que no quisieran hablar, es que nos lo habíamos comido a todos en filetes muy hechos o vuelta y vuelta, según, aunque no se produjo la esperada revuelta. Todo lo más, algún revuelto.
Pero el mensaje de este artículo, único en su modalidad, no debe pasar desapercibido: Hay que contar con todos para los guisos. Que todos sepan lo que se cuece a su alrededor. No habrá desaguisados que lamentar y nadie irá desaliñado por la vida.
Esperamos, si no el Pulitzer, sí lo justo como para vivir desahogadamente el resto de nuestras vidas. Ya veremos.