miércoles, 12 de noviembre de 2008

CRÓNICAS URBANAS (I)

El mawasi geri designa a un golpe de kárate ejecutado con la pierna del modo siguiente, poco más o menos: Estirar la pierna tras elevar la rodilla y, mediante un giro lo más rápido posible de fuera a dentro, golpear al adversario.

Año 1.978.

En el bar Alcázar del centro de Sevilla, unos hippies pacíficos toman cervezas fuertes con berenjenas de Almagro en vinagre.

De repente, unos canis de primera generación irrumpen en el local con la intención de organizar una bronca. Sin más, uno de ellos se acerca a un hippie que retira una consumición y le advierte de que va a recibir un mawasi geri en plena cara.

El hippie se para porque no sabe qué quiere decir.

El cani ejecuta con maestría el golpe con una incidencia: Su bota, maciza y ancha, queda enganchada en el legendario y alto mostrador del bar Alcázar, para regocijo del dueño del local.

Cada diez o quince minutos, algún hippie se levanta a pedir una nueva consumición de cerveza o berenjenas y, de paso, abofetear suavemente al cani enganchado.

A la hora de cerrar, el dueño del local ayuda a desatascar la bota del atacante, desatando primero los cordones y sacando el pie y luego el calzado. Además, aplica una suave crema protectora en la mejilla izquierda del muchacho, sin sorpresas, pues, salvo algún hippie zurdo, la mayoría de los cachetes se lo han propinado con la mano derecha.

El día termina con el chaval andando a grandes zancadas hasta su casa, dada su excepcional y prolongada elongación muscular. Sus amigos se fueron hace un par de horas, aburridos.

Foto: I. Orta


ya no cuento estrellas,
ni recojo flores,
ni cierro los ojos.


ya no pinto la noche
ni amaneceres de colores,
ni azules olas.


ya no sueño tu nombre,
ni tu boca,
ni acaricio tu aroma.