martes, 14 de abril de 2009

REPORTAJES ARRIESGADOS (II)

Redada en una peluquería.

 

Nuestro equipo de intrépidos reporteros amantes de la primicia había obtenido un soplo: En la peluquería de Mari Escarpia, la prima de nuestro cámara, la que se casó con el del butano, se iba a peinar la mismísima Encarnita de Jesús Palmerales Carrenderillas, la nueva reina de la canción sandunguera. Pallá que nos fuimos a entrevistarla.

Entramos en plena permanente. Y el cotorreo en su mejor momento. Ahora bien: Esta mujer, fuera de los platós, es fea con avaricia. Un remedio contra la lujuria, dice la madre de su propia hija, y todo porque no le deja mangonear como le gustaría y no se la lleva de gira. A ella los negocios se los lleva su management, don Braulio Azcoitia, su antiguo jefe de MercaIberia, un hombre serio capaz de llevar puestos dos calzoncillos al mismo tiempo.

Con la cámara en “automático”, pudimos grabar cómo Mari Escarpia transformaba en hora y media a un hotentote furioso con bigote morsa adulto en una Venus de Algodonales, con un pelo sedoso y bien cortado donde antes de entrar había un estropajo para limas.

Acabamos haciendo el reportaje sobre el trabajo de Maria Escarpia, un lujo de profesional, porque la tonadillera respondía raro, no sé… como masticando alfalfa. Y eso cuando entendía la pregunta.

A todo el equipo de grabación se nos obsequió con una peinadita rápida y un suspiro de laca o una laminita de gomina (brillantina para los antiguos) y Joselito Yemas, el más periodista y encargado de redactar los pies de las fotos, hasta se hizo la cera.

Salíamos de allí contentos y encantados por el trato cuando, de súbito supino, un balonazo rompió el cristal de la ventana llevándose en su trayectoria la mayor parte del peinado de Encarnita. Y ahí vimos lo que es capaz de hacer con su voz: Un conjunto de gritos y picardías fuertes que atrajeron dos furgones policiales muy aptos en el uso de gases lacrimógenos.

Llorando como magdalenas salimos de allí. A unos los recogió su madre sin pagar fianza y otros tuvimos que esperar un par de días hasta que se aclaró algo la cosa.

El dueño del balón mandó a su hermana de tres años y medio con la excusa de peinarse para una boda y trincar el esférico en un descuido. Pero fue captada por nuestra cámara olvidada durante la redada y ambos están ahora en arresto domiciliario.