martes, 9 de junio de 2009

Cuestiones Prácticas (1)

CORRESPONDENCIA.

 

 

Como vuelven las elecciones, se tienen que pintar todos los buzones de correos. Son ganas de tener que abrirlos y sacar las cartas, pero gracias a esta simpática circunstancia rememoro mi tiempo como cartero o personal de Clasificación y Reparto. Sentado en el bordillo, sin miedo al atropello de mis pies, escojo una al azar y leo:

De Carmen Tecata a su 1/2 naranja, Alfonso Papo:

Hoy es tarde cuando te escribo, porque no he llegado antes del centro, donde fui a comprar brevas para enviártelas junto a unos pololos nuevos. Me rondan los viudos y ya, amor, no sé qué decirles. La idea de que volverás (por qué tú vuelves, ¿no?) me consuela de seis a siete menos cuarto. El resto del día, amor, en fin…

Esta carta, se ve perfectamente, es de 1.966. Menos mal que no la recibió Fonsito, porque cuando vinieron aquí los Bitles a cantar, la Carmen se fue con la maquilladora del Ringo.

  De Honorina Peromea a su cuñado, Fermín Otauro:

Guardo tu dentadura como te prometí, pero mi marido me asedia con preguntas a las que ya no sé qué responder. Algunas son fáciles, como el máximo común divisor de números pequeños, pero otras tales como ¿de quién es esta porquería que está junto a mi cepillo de dientes? me agota y me deja cansada. Casi no me depilo. Esto tiene que acabar…

De ésta, que está en tarjeta postal por las prisas, se acordaba nuestro sellador, Cenutrio Tampón, que mató el sello de un tiro en el descanso de la misa de ocho. No sé yo si la dentadura mencionada es la que llevamos usando nosotros como abrelatas tantos años en la fonda.

De Gaspar Turienta a Enriqueta, su hija:

Niña, venga pal pueblo, que bueno está lo bueno: siete años probando lo de camarera en Madrí. No es que tu novio me disguste viniendo todas las tardes a preguntar, pero no duermo la siesta como es debido. Tu madre me dice que dónde has guardado el mantel de flores verdecitas, que le gusta ponerlo cuando vienen las de la asociación de Amas de Casa…”

Esta misiva, escrita junto al pilón una tarde de verano, me inclina a deliberar sobre la emigración, si hacerla con bocadillos o ir comiendo lo que dan en los sitios por los que pasas.

Del párroco Padre Naje, a otro párroco, Padre Nalina:

En celebrando que vos encontréis bien, te cuento la celebración de la célebre misa del 14 del presente. No me corearon los cantos y en la cestilla de la colecta, encontré sólo billetitos de autobús. Te lo pondré clarito: O me mandas feligreses con calderilla los domingos impares para animar a los míos o no vuelven a tus procesiones las niñas de mi pueblo, que sé que les miras las corvas…”

Fue simpático lo de esta carta, porque era la única de aquel día y no la llevé porque me traía más cuenta lo del contrabando de suelas.

El resto resulta una variopinta y rica selección de mensajes, anhelos y sueños, negocios y proyectos de todo tipo, que, leídas, proporciona la más grande y exacta descripción de la historia de un pueblo, pensando que entre la primera que entró en el buzón y la última han pasado cincuenta y dos años.

Por puro sentido de la responsabilidad, las he echado al correo.