martes, 24 de enero de 2012

Reflexiones de Misha [1]

Soy Misha, la gatita blanca que en alguna ocasión ocupé algún relato.
Me cuesta comprender a los humanos.
Hace unos días me regalaron un árbol de juegos cargado de pelotas brillantes y pequeñas luces para desmantelar. Fue divertidísimo ir quitando todas las pelotas y esconderlas en mi lugar favorito. Eso lo hice en una sola tarde que me dejaron a solas con el juguete. Cuando llegó mi dueño, no había logrado quitar todas las lucecitas porque tenían truco, y estaban unidas unas a otras de forma que las garras se me enredaron y rodamos árbol y yo por todo el salón. Quizás fuese por eso por lo que mi dueño me regañó al llegar.
Volvió a preparar mi juguete y yo volví a emplearme a fondo pero esas luces… ¡cómo se me resistían! Subí sigilosa por el tronco del árbol y volví a capturar a todas las pelotas, pero al llegar a la estrella, ¡plaf!, vuelta al suelo con todo el equipo ¡Qué golpe!
No es cierto lo de que los gatos siempre caemos de pie. Eso solo pasa cuando la caída es de mucha altura y da tiempo a revolverse. Nueva regañina. Quizás sea porque no descompuse el árbol completo. He descubierto que las ramas se quitan. Esta noche lo intentaré de nuevo. Ahora voy a echarme una siestecita mientras mi dueño cocina pollo ¡miau, qué rico huele!