sábado, 6 de octubre de 2012

AL FINAL, COMPARTIDA CON PARTIDA FINAL.



Me pidió Laura un poema
de menos de diez cuartetas,
que hablara claro del tema
de lo que la mujer quema
a tres cuartas de las tetas.

Le dije a Laura que sí,
y le pedí un adelanto,
a lo que preguntó “¿cuánto?”
“cuanto encuentre yo de ti
cuando te retire el manto
bajo el que te descubrí”.

“No es que el dinero desprecie,
es que, rozando tus pieles,
quiero cobrar en especie
aun perdiendo los papeles.”

No le pareció mal trato.
Me dijo “poeta, igual
pagué al pintor que, manual,
me pintó ayer un retrato.”

Miradas sin empalago,
con su amor dulce y perverso,
le añadí unos cuantos versos
por buen cobro y pronto pago.

“También, poeta, el pintor
cobró así y dijo: antes de irme,
te regalaré una flor
pintada en tu carne firme.”

Desnuda, me miró altiva
con toda la cara dura;
“o rimas con la pintura,
o buscas alternativas”.

“Prefiero compartir cuernos
de pintor desconocido,
pero no dejar de vernos
para no verme perdido.”

Una pierna me atasqué
con la ventana al saltar,
oyendo al pintor llegar,
preparado su pincel.
Laura, sin pestañear,
me propuso “quédate”.
Al final le saludé
fríamente, sin rimar,
pero después me largué,
porque, de tríos, ni hablar.