martes, 31 de marzo de 2009

ESTUDIOS SOBRE EL SUICIDIO (II)

Lo habitual en cualquier estudio serio que se precie –y otra cosa no, pero este, serio, lo es- viene gracias al testimonio de personas relacionadas con el asunto a tratar. Lo que haremos será exponer casos concretos –los más significativos- que tienen que ver con el suicidio.

Muy pocos de los encuestados –lo decimos de verdad- respondieron a nuestras preguntas y cuestiones. Los familiares, amigos y allegados son los que –en general- nos han proporcionados datos psicológicos y descripciones de últimas voluntades a los efectos testamentarios de unos pocos, los más previsores.

Citamos, pues, a continuación, varios personajes legendarios que dieron fama, leyenda y glamour al tema que nos ocupa: El autopalme.

 

Sir Archibald Dócument, de Brighton.

Fue el precursor del tirarse por la ventana hasta la calle, aprovechando leyes favorables, como la de la Gravedad. Es el autor de un ensayo que habla de sus ensayos. Cubierto de vendas, dio una clase magistral en la Universidad de Oxford, donde explicó su famosa Fórmula Uno:

“La velocidad sin control puede que te mate. Tú verás.”

El fundamento venía a ser el siguiente, explicado para personas poco hábiles para la Física:

1) Busca el ático del edificio donde vives.

2) No lo pienses y tírate. Si lo piensas, te pones a leer un libro y se pasan las ganas.

3) Yo lo he hecho muchas veces.

El silencio se hizo ante una pregunta llena de audacia por parte de uno de los asistentes a la conferencia:

¿Y tantas veces del ático al suelo, y sigue vivo? ¡Amosanda!

Pacientemente, Sir Archibald comentó que cuestiones urbanísticas, que obligan a casas de una sola planta, suministraban para sus experimentos áticos prácticamente inofensivos para su teoría. Pero su fórmula terminaba así en su enunciado básico:

Ostión definitivo = 1 caída de 100 metros (o más) = 10 caídas de 10 metros.

 

Es decir, Sir Archibald mantenía en su tesis que la cantidad de golpe necesaria para quedarse en el sitio mediante su procedimiento, ¡PERMANECÍA CONSTANTE!

Obtuvo el título de Doctor Honoris Causa y un grandísimo descuento en analgésicos. Y el de hijo adoptivo de Brighton, porque –aunque fue invitado a tirarse del Empire State Building de Nueva York- el apego a su tierra le hizo mantenerse fiel a lanzarse sólo desde la azotea de sus vecinos y familiares más próximos, defensores a ultranza de la casa unifamiliar sin piso de arriba, si bien con opción a sótano.