miércoles, 12 de octubre de 2011

Obsesión

Aquellos “muñequitos” no dejaban de molestarme. Con su incansable bailoteo me tenían al borde de la desesperación.
-¡Parad malditos!, -les gritaba. Pero ellos, con su ritmo constante, se burlaban de mí sin piedad y seguían bailando una y otra vez aquel baile sin fin y sin melodía. Yo no podía hacer otra cosa que contemplarlos. ¿Por qué me tenían tan atrapada? No podía trabajar ni dormir.
Pasaron varias semanas hasta que le confesé mi problema a una amiga. Ella me miró con lástima. Como una doctora con recetas magistrales me dijo:
- "Control+ Alt+ Suprimir". Sólo es que se te quedó colgado el mensenger.