viernes, 1 de octubre de 2010

SÉ QUIÉN ERES.

Me dices que tu nombre es muy antiguo,

tanto como lo es la edad del hombre.

¿Quieres que me sorprenda o que me asombre?

Por si eres el diablo, me santiguo.

Que tu hombre del principio era inocente,

que tuviste que hacer todo el trabajo,

incluso colocándote debajo,

ensayándose en ser condescendiente.

Sólo tú descubriste que su dueño,

un tal Yahvé, mirada reverenda,

le daba alas, mimos y prebendas,

dejándole cumplir todos sus sueños.

Hasta que un día bueno conociste

al Némesis de Dios, una serpiente,

que en poco tiempo te puso al corriente

de la Verdad y de tu gran despiste.

Fue entonces cuando harta de puerros,

de hierbas verdes y de calabazas,

decidiste jugar la mayor baza

y jugar con peligro del destierro.

Pensaste en compartir lo conocido,

en llevar como cómplices la hazaña,

desafiando el terror a la guadaña

que pudiera acabar con lo vivido.

Pero el hombre escondió pronto la mano,

después de lanzar la piedra juntos,

y bajó la cabeza; y hasta el punto

de pasar de semidivino a humano.

Ahora andáis perdidos, me has contado,

con una copa siempre entre los dedos,

llena de antídotos contra los miedos,

que evite recordar lo caminado.

Te conocí al principio, tú eres Eva:

La fuerte de los dos, esa atrevida

que supo de la llave de la vida

y arrebató a los hombres de la Cueva.

La que se enfrenta a dioses a diario,

nos hace andar a todas las edades,

nos acompaña en defender verdades

y hace que esto parezca extraordinario.

Otoño en el blog

La foto del otoño, como la mayoría de las que ponemos en esta sección, están realizadas por el ojo-cámara de nuestra bloguera Beli. Creo que ésta corresponde a la Sierra de Cazorla en otoño. Gracias por compartir tus imágenes con nosotros. ¡Eres un pedazo de artista!

Tercer desconocido

Esta vez se calzó sus MBT. Había decidido salir a caminar. Al fin y al cabo a ella le gustaba la vida sana, y el parque sería una buena opción para seguir buscando al hombre de su vida. Sus amigas se habían ido casando, el otoño estaba encima, y no quería sentirse sola un invierno más. Las navidades la deprimían sin tener con quien compartirlas. Quizás la idea de un ejecutivo no había sido lo más acertado. Era mejor un ecologista.
¡La ropa! Pensó un momento qué se pondría. Con aquellos zapatones lo mejor era un vaquero bien larguito y una blusa. Se miró al espejo. Se recogió el pelo y se desabrochó otro botón de la camisa. Pensó que así compensaría algo lo de los zapatos. Se pintó los labios.
El parque parecía idílico. Las sombras se filtraban por los árboles y la brisa de la mañana invitaba a pasear. Un hombre bien parecido paseaba a su perro tranquilamente y ella decidió acercarse.
De repente una manifestación apareció por una esquina. Había olvidado que era el día de la huelga general. No podía volver cuando la engulló la manifestación. Un joven apuesto le cedió su pancarta al tiempo que sacó un megáfono de su mochila. Dió unas cuantas consignas y otros tantos improperios contra la policía que ante la provocación descargó contra los manifestantes. Ella echó a correr con sus MBT y su pancarta y con el corazón a mil por hora se escondió tras unos arbustos. Un perrazo enorme la olisqueó y se hizo pis cerca salpicándola toda. Sacó una toallita húmeda del bolso, soltó la pancarta, se limpió un poco y regresó a casa.