Vuelve aquí,
por favor,
donde vale la pena morir.
Por un sueño,
de esos que te permiten vivir.
Sal de ahí,
de ese cielo aburrido y grotesco
que te impide que apuestes por mí.
Esa gloria tan triste y sin fin,
donde no quepo ni quiero ir;
pero si hiciera falta mentir
por traerte de nuevo hasta aquí,
renegando del diablo,
mira bien lo que hablo,
volvería a rezar para ti.