MUCHO QUE CELEBRAR.
Mochilas, batas, lápices, tizas… Ahora quizá móviles, ordenadores portátiles… pero una mirada de quienes vuelven a verse dice bien claro que lo que se celebra de la vuelta al cole es ver que nuestros amigos también están allí.
Si además se han apuntado a tu clase algunos que sólo podías ver en un recreo de vez en cuando, dejamos de añorar el verano y nos ponemos a contar el futuro con los que saben ayudarnos a construirlo: Los nuestros.
Compartimos y celebramos escribir, que va justo detrás de haber aprendido a leernos, que es escucharnos a distancia y al instante, un poco cosa mágica de los ordenadores. Era nuestro propósito de cada día: Todos dando una puntada de hilo fino, con la satisfacción de haber visto escritos que salen bordados.
Mirar hacia atrás vale para atrevernos a pisar con firmeza: Basta ver cómo se evoluciona, conscientemente, en el estilo. Las frases se agilizan, las ideas se transmiten con más claridad. Se comunican otras inquietudes, gracias a nuestras artistas de la fotografía y la pintura. Nos dejamos ver en las transparencias de muchos poemas… Somos conscientes de exigirnos un esfuerzo más cada vez que celebramos un trabajo en el blog. Y de buscarlo.
Y muchos invitados de lujo, que valoran nuestro trabajo y nos apoyan.
Eso hay que celebrarlo y agradecerlo.
Lo que pasa es que para encender la vela y cantarnos el cumpleaños feliz, de lo anterior vuelvo al párrafo segundo, ese que empieza por “Si además…” Tenemos a Irene, Lorenzo y Paquita, los tres, de nuevo con nosotros. Con eso sí que encendemos la vela. Ahora sí que está bien justificado el título de este editorial.