martes, 30 de septiembre de 2008

Violadores del verso

Aquí va mi pequeña revolución para este plumier:
Una, que ha nacido en la generación de internet, del boom de la medicina alternativa y del mundo globalizado además de un largo etcétera, acostumbra a pretender transguedir como norma de vida queriéndole dar la vuelta a todo constántemente.
Para vosotros, para todos nosotros que somos poetas de todos los días, ahí va una canción de todos los días.
Himno de los que vivimos a ras de suelo.
Para mi gusto que no le falta razón.

http://es.youtube.com/watch?v=JLTzvmfeC6I

lunes, 29 de septiembre de 2008

LA NIÑA DE LA LLUVIA

Mi mirada se pierde por entre los setos del parque, más allá del autobús que cada noche, a las once, pasa frente a mi ventana.
Todo es igual que el día anterior, de no ser porque hoy llueve; llueve a chuzos. Es por eso que mis ojos esperan a que el autobús desaparezca, y tras él, desde las ramas tupidas de los setos, la niña de la lluvia aparecerá para mirarme.
Sus ojos son poderosos, y es que ni su paraguas, tan rojo como sus botas, ni la distancia, ni la misma lluvia espesa, pueden evitar que el brillo penetrante de sus ojos toque a veces los míos, cual florete certero, para casi cegarme.
Yo la espero. La espero desde que el cielo al caer la tarde se va vistiendo de nubes. La espero desde que la tierra, aún seca, comienza a exhalar ese olor previo a la tormenta. Espero a la niña, que aparece siempre ante mí, los días lluviosos, una vez que el autobús de las once parte para seguir su última vuelta nocturna.
Las puertas se cierran tras el joven vestido de camarero, al cual parece que le hayan prestado el uniforme.
En mi ventana, el agua hoy no azota, porque viene sin viento, así que puedo mantenerla abierta sin empaparme.
Ahora. Ya llega. La rama que se mueve, la botita que asoma y, tras el paraguas, la niña hace de su presencia una realidad, de nuevo, en esta extraña noche, para decirme que un día fui como ella; que llevaba paraguas y botas rojas y que me gustaba saltar y saltar en los charcos del parque. Hace su presencia para llevarme de la mano por ese recorrido que siempre es el mismo, donde la lluvia nos acompaña todo el tiempo. Sí, un recorrido por los recuerdos y por lo que se ha de olvidar.
Aún guardo el paraguas y las botas. Aún me queda un leve recuerdo de aquella noche de lluvia, donde me arrebataron la niñez de un solo golpe. Ahora, las noches del presente me hacen volver a andar el camino para evitar cruzarme con ese camarero. Es por ello que me escondo tras los setos y lo observo hasta que desaparece para entonces respirar hondo. Después me miro a mí misma, allí en la ventana, mientras el agua que nos cae, hace su papel y nos purifica, y nos brinda la oportunidad de reencontrarnos con la mirada.
Yo soy la joven de la ventana, y soy la niña de la lluvia. Cuando nuestras miradas se reconcilien por completo, la medicación podrá terminar, para vivir libremente; como una sola. Como una joven que se olvida de la lluvia, para esperar al sol en la ventana.

¡¡FELICIDADES, GABRIEL!!


Hoy tienes una excusa (aunque creo que no hace falta) para irte de cena con tu pareja esta noche. Es para este tipo de cosas, para lo que en el fondo sirven los días de los nombres, y los cumpleaños, y los aniversarios de bodas...
Lo bueno es que tengamos ciertos detalles con los demás, a menudo, pero para los olvidadizos, son ideales las fechas señaladas en el calendario.
Que lo pases bien en éste tu día. Un beso y felicidades.

Miedo

Escapaba. Escapaba una y otra vez sin saber bien de qué ni porqué. Cuando más feliz parecía, más contenta en su trabajo, con su familia, un buen día hacía las maletas y volaba dejando a todos desconcertados, perplejos. Esta vez sería diferente. Iba a ser madre. Buscó la ciudad ideal, la casa ideal, un compañero al que no le importó su estado. Por fin llegó el día, y cuando la vió, la besó con una ternura que desconocía en ella.Se asustó. La acurrucó bien en su pequeña cuna de hospital y en un descuido del personal se fue de nuevo.

domingo, 28 de septiembre de 2008


Aprendió a no decir nada,

por miedo a decir demasiado

ARTE PARA LEER


Una mujer. Un vagón de tren. Un libro o una revista. Un viaje. ¿Qué os sugiere esta obra, esta imagen? ¿qué nos quiere decir? ¿qué situación os imagináis que puede ilustrar? Es una de las obras de un autor del siglo XX que admiro muchísimo.
Contad lo que queráis. Si sabéis quién es, pues decidlo también. En otra entrada os hablaré de él.

probador de sueños
Siempre me ha gustado tumbarme sobre la hierba. Apoyar mi cabeza sobre mis manos. Mirar cómo el sol juega con las hojas de los árboles. Ver un trocito de cielo lleno de nubes de algodón.
Ahora me tumbo aquí y me dejo sentir. Sentir el acolchado de las paredes y el suelo. La suavidad del terciopelo. El aroma de lavanda que desprende la almohada donde reposarán sus cabezas. Me gusta comprobar personalmente, que todos mis clientes estarán cómodos en su último viaje.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Placeres adultos

A Cecilia.

De niño no lo entendía. Un marido que escribía versos a una esposa sin decirle que era él. Por qué no hablaban, cómo podían esperar. Lo comprendí más tarde, con el tiempo. Y descubrí la ilusión contenida en juegos de reinvención.

Ahora pienso en ella. Y como ella en su canción, tengo en las manos un ramito sin tarjeta, te miro y luego callas. Tengo en la boca unos cuantos caramelos de violeta, que trajiste de tu tierra y saben a flor. Y que calman lengua abajo, mientras ruedan, este poco de mal genio.

CHIVATOS

Era un asesinato más, ya perdida la cuenta, en el barrio rico de Chinchester. El mismo modus operandi. La misma rutina cada vez.

Interrogatorios. Los de siempre. Preguntas preestablecidas, prescritas en un formulario precioso. Y respuestas monosílabas o de poco recorrido. Las de siempre, puertas y ventanas cerradas.

Análisis de los hechos. Los mismos, en la comisaría central y única de Chinchester.

-Tiene que ser alguien que conoce bien el barrio, -dijo el teniente Luigi Chascorry-, alguien con acceso a las casas, que genera su confianza.

-Cada vez menos, respondió el comisario Maklankla.

-¿Cada vez menos confianza? –preguntó el teniente.

-Cada vez menos gente, cohone, -respondió Maklanka-. A este paso la población de Chinchester se extinguirá dentro de catorce meses justos. El índice de natalidad no cubre las bajas al mismo ritmo.

-¿Alguna compañía de reformas últimamente? –preguntó el comisario, como siempre.

-Claro, la Chascorry Reformed Pintures, SL, -seguro que es esa-, respondió el teniente por enésima vez.

A las dos horas, Horacio Chascorry estaba detenido, interrogado y encarcelado como sospechoso.

Hogar de Joana Chascorry, anochecido.

-¿Y tu hermano? ¿viene a cenar? –preguntó Joana, como cada noche, mientras ponía la mesa, para traer o no más platos…

Y ooootro asesinato, como si fuera esto una epidemia.

Interrogatorio y análisis de los hechos… repetición de rutinas. Archivo de documentos.

En las calles de Chinchester, el comisario Maklanka preguntaba a un operario de la empresa Chascorry Reformed Pintures SL.

-¿Qué opina usted de quién ha podido ser?

-Me huele que alguien en quien confíen los vecinos, -respondió el empleado, que no era otro que Horacio Chascorry libre bajo fianza-. ¿Hay algún policía que patrulle asiduamente estas calles?

-Claro que sí, -respondió el comisario-. Debe tratarse del teniente Chascorry, a quien hemos asignado la investigación de la ya larga cadena de asesinatos en este barrio.

A las dos horas, Luigi Chascorry estaba detenido, suspendido de empleo y sueldo, interrogado y encarcelado como sospechoso.

Hogar de Joana Chascorry, anochecido.

-¿Y tu hermano? ¿viene a cenar? –preguntó Joana, como cada noche, mientras ponía la mesa, para traer o no más platos…

Mientras, la última habitante del segundo piso de la calle Feeber, en pleno centro de Chinchester, asomaba la lengua azulada mientras caía estrangulada por la corbata del comisario Maklankla.

HAIKUS

Se duerme el mar,
tus ojos lo amanecen
llorando sal.

Primer sonrojo,
amor desconocido
y pétalos rojos.

Boca desnuda
de besos de verdad,
de amor sin duda.

jueves, 25 de septiembre de 2008

HAIKU

Amo tu risa,

media luna sin noche

que me ilumina.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

INCONTABLE.

Como cada primer martes de mes, se celebra Juicio Final.

Jubilados ya hace mucho los que tocaban las trompetas, alguno que otro silba eso de PAM PARAPAM PAMPAM PAMPAM PAMPAM PAMPARAPAN, y los demás asentimos con algún gesto o bien alguien de los nuevos aplaude.

La cola, de tan larga, tiene un par de coj... Como todas las colas que se precien, dirá usted, lector; que eso, además de una grosería, es una tautología, que lo verde es verde, y lo borde, borde. Que las colas van acompañadas de… En fin. Es que somos muchos y se me va el santo al cielo. Lógico. Aquí todo es lógico. Paciencia, me digo.

De vez en cuando un ángel arrastra los pies por el suelo de este sitio y saca y reparte hasta la extenuación bocadillos o bolsas de almendras garrapiñadas. Lo normal, en un lugar donde se pretende estar por encima del bien, del mal y del psé o regularcillo. La mayoría de las bolsas, con fecha de caducidad eterna. Un buen detalle, pues se evitan gastroenteritis seguramente también eternas. Vete a saber, no podría ni contarlo. En momentos como éste me acuerdo de un primo mío, Juan Longobardo, que siempre tenía un momento para hablar de su colon irritable. Me pregunto dónde estará ahora… no era mala persona…

El turnomatic avanza un número y un tipo holandés abandona la ventanilla con su veredicto. Sí, puede ser que la cola avance. El problema es que no se puede sumar ni restar nada con infinito. Infinito es eso, indefinido, no se sabe cuánto es. Le sumo o le resto dos, y la cola permanece igual. Añades cuatrocientos que llegan de un geriátrico famoso por sus comidas y el señor infinito sigue en sus trece, lo que no debe entenderse como que infinito y trece sean lo mismo. No trato de confundir a nadie.

Vaya, el que está ahora en el mostrador se queja de que su abogado tiene su expediente completo. No concibo cómo el de los bocadillos y las almendras no trae algún refresco. Seguro que nos quitaría la sed con un único envase de esos que no se acaban nunca.

            Tal vez ese pájaro tan listo, el tal San Pedro, sepa decirme cómo sacar algo en limpio de este asunto. Otro primo mío, Arturo Mejías Longobardo, conoce a uno que fue sacristán y quizá interceda para una entrevista. No me gusta perder el tiempo. Aunque sea infinito. Aunque sea incontable.

martes, 23 de septiembre de 2008

Micorrelevo 9

Una caricia en el momento justo.

Y no me grabes más, coño si no es para darte cuenta de que existo. Que estoy al borde de perder la sensualidad y volverme una barriobajera.
Vuelve a tu centro. Sal del letargo. Deja de mirar por esa lente distorsionada que te impide ver lo puro de mi esencia.
Olvida el prejuicio ¿no te das cuenta que el animal salvaje que ves no es más que un gato arrinconado que no tiene quien le lama las heridas?
Si consigues hacerme ronrronear yo te prometo que dejaré de enseñarte los dientes.


SOMBRAS





El sol entra de nuevo por la ventana. Juega con las cortinas y sus formas reflejadas en la pared, cambian. Como yo. Como mi vida.


A veces forman sonrisas con tus labios. Con tu boca toda. Otras, dibujan miradas que me atrapan en un ayer lejano y doloroso .


El sol se filtra por las rendijas de mi alma. Y encuentro palabras inventadas, Tuyas. Mías. Su luz lo llena todo, porque tú ya no llenas nada.

lunes, 22 de septiembre de 2008

HAIKU



Viento que traes

hojas muertas de otoño

mi flor no toques

¡Hola, septiembre!

¡Hola septiembre!. Ya, ya sé que si me descuido un poco saludaría a tu hermano octubre, pero ya ves, no me he despistado y aqui estoy, saludándote a ti y sintiendo todo cuanto me ofreces.
Hoy el día ha amanecido gris, quizá porque el otoño se encuentra escondido tras tus últimos días que se marchan, que ya se fueron.
¿Sabes?, deseaba encontarme contigo. Tú eres sin ninguna duda, de todos tus hermanos, el mes del reencuentro, del comienzo. Sí, tú llegas y yo me reencuentro con mis ilusiones, con mis metas, con mis proyectos...Y de todo ello, el REENCUENTRO con mis compañeros del blog. Aqui estamos de nuevo, dispuestos a llenar de historias nuestros días; de poemas ensalzando la amistad o el amor perdido; de prosemas y preguntas; y cómo no, con Literato asomándose timidamente a nuestras vidas. No sé si lo sabes septiembre, pero nuestra mascota se llama Literato. ¡Ah, qué olvido imperdonable!, a nuestro blog han vuelto( aunque nunca se fueron del todo), Loren e Irene. Ellos llenarán de erotismo y frescura nuestros días.
Bueno septiembre, aqui estamos dispuestos a dar la nota, a alegrar las vidas de cuantos nos leen(que cada vez son más), a alegrar nuestras propias vidas. Por eso, no quiero alargarme ni cansarte. Ya, ya sé que estás un poco triste porque las primeras hojas han empezado a caer ,porque el verde ha dado paso al ocre, porque los días se acortan...pero bueno,yo te regalo un ramillete de flores cargado de palabras y recuerda, en nuestro blog SIEMPRE TIENES UN SITIO.
Gracias por venir. Gracias por darme la oportunidad de RENACER Y REENCONTRARME.
Gracias, septiembre.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Dibujos animados

Márchate, amor.
No te proyectes en mí que soy plano.
Yo sólo tengo una cara sin cruz, un fotograma
que se repite.

sábado, 20 de septiembre de 2008

VENGANZA FORMAL.

Emilio Martín estuvo labrando el campo de su suegro, don Eulogio Campos Terrera, durante cuarenta y dos años, con las siguientes condiciones laborales:

Su horario de trabajo se extendía desde las seis de la mañana hasta las ocho de la tarde. Para comer, disfrutaba de un descanso de cuarenta y cinco minutos, así como un cuarto de hora a lo largo de la jornada para desahogar sus necesidades fisiológicas naturales.

Como cláusula extraordinaria, Emilio Martín tenía incluida en su contrato el  poder propinar, a las siete en punto de la tarde, dos patadas a su suegro, una en cada pierna.

A lo largo de los cuarenta y dos años de vida profesional activa, Emilio Martín no incumplió un solo día ninguna de las obligaciones ni los derechos que componían su pequeño convenio, sin pararse a comprobar que don Eulogio Campos se sostenía desde pequeño sobre dos piernas ortopédicas insensibles al dolor.

CAMBIO DE VIDA.

 

Brigitte Van de Riyah, una de las jefas mafiosas más buscadas en toda la Comunidad Europea, se decidió a sentar cabeza, fundar una familia y dejar de disparar en horario de mañana.

Escogió para sus fines legalizantes a un pastor hindú –que sería su esposo-, dos niños adoptados de Corea del Sur –que serían sus hijos-, y una suegra gorda de los Pirineos, una tal Elsa Braalgo.

El elevado presupuesto para la ceremonia de la boda, los bautizos, los cumpleaños atrasados de los niños y el televisor en el cuarto de la suegra, le llevó a pedir un préstamo al Banco Molocas, de Ámsterdam.

Para ello, Brigitte pidió hablar con el director de la oficina, Luis Térico, y este, cumpliendo con sus obligaciones en expedientes de riesgo, le pidió un informe de vida laboral. En un momento de ofuscación, Brigitte disparó todas las armas que traía en el bolso; lo hizo sin apuntar, para que no dijeran que la tenía tomada con alguien en concreto. Hasta las perlas del collar que traía fueron utilizadas como munición en sus armas automáticas.

El director de la sucursal, a las dos horas de fuego de azar, y tras haber comprobado que los cargadores estaban vacíos, terminó su café con leche, salió de debajo de la mesa y accedió a estudiar la operación con la garantía de la pensión de la suegra gorda, que intervendría como avalista, y para lo cual no cedería en pedir una fotocopia de la carta anual de cobro y el NIF o pasaporte.

Brigitte, mucho más calmada, accedió a firmar la solicitud.

viernes, 19 de septiembre de 2008

ONCE

Lo que aquí os muestro no es ningún descubrimiento por mi parte, porque ya me advirtió de ello nuestra querida Beli. Ayer vi la película “Once”, protagonizada por Marketa Irglova y Glen Hansard. Es una película con un reparto escueto, sin grandes decorados, efectos especiales o maravilloso vestuario. Simplemente es una historia que, por su sencillez, es grandiosa y que nos transmite con gran delicadeza cómo dos personas pueden encontrar enormes momentos de felicidad al compartir lo que más les gusta: la música.
No importa si se besan, si se van a la cama juntos... Es un ejercicio de lo hermoso que es crear y de cómo este acto se enriquece cuando puedes compartirlo con otros. Por lo que a nosotros o a las personas que nos leen, toca de cerca, la recomiendo. Y en igual línea, destaco su banda sonora (obtuvo un Oscar) que está llena de un hondo sentimiento interior. Aquí os incluyo quizás la canción más destacada: "Falling Slowly". Merece la pena verla, al menos, una vez.

Literatura y transgresión (I)



Picores.

Evita las ladillas literalmente,
evítame.

DESAHOGOS

Diego abre la lavadora y observa con pavor cómo han vuelto a salir esas extrañas manchas en las toallas, y sin pensarlo dos veces, llama al número de teléfono que aparece en el tambor de jabón para lavar a máquina.

-Buenos días. Mire le llamo porque no entiendo qué es lo que ocurre a menudo en mi colada.

-Dígame, señor; ¿qué es lo que le sucede?

- Pues mire usted, que siempre o casi siempre, cuando saco la ropa de la lavadora, de un tiempo a acá, aparecen unas manchas grandes, grises…

-¿Grises?, ¿grandes? ¿Se tiñe alguien el pelo en casa?

- No, le explico: es sólo en la ropa de algodón y son manchas que no tenían las prendas al entrar.

-¿Hace ruido su lavadora? A ver si es que está soltando grasa el motor.

-No, qué va; si fuese así, lo mancharía todo. He probado con productos de distintas marcas, he usado suavizante, he dejado de usarlo por si tuviese algo que ver. Estoy mareado; no sé que puede ocurrir. Y es que la máquina es relativamente nueva.

-¿De esas de siete kilos?

-No, no, qué va. Para mí tengo de sobra con la de cinco, y ni eso lleno. Tengo que usar la opción “media carga”.

-Eso me pasa a mí.

-¿Cómo? Bueno, yo le llamaba por si el producto vuestro es posible que manche la ropa.

-¡Uy, qué va, qué va! ¡Eso es imposible! Está hecho para limpiar no para manchar.

-Claro, eso es lo lógico.

-¿No usa usted nuestras tabletas concentradas? Son fantásticas. Si tiene ropa muy sucia, es un producto ideal. Yo antes las usaba. Ahora, ya para mi sola, no me hacen falta, la verdad. ¡Ojalá tuviese que seguir usándolas! Sería porque Jaime no se fue.

-Vaya, lo…lo… siento.

-No, si no se ha muerto; es que se ha largado con una rusa hace tres años.

-Me deja usted que no sé qué decirle, señora.

-Malena. Me llamo Malena. Dígame Malena, por favor. Desde que se fue nadie me llama así, y lo echo de menos.

-Bueno, señora, ay digo, Malena…
….Es que yo quisiera solucionar mi problema. ¿Cree que puedan ustedes ayudarme?

-¿Cómo se llama? ¿Sabe? No siempre pregunto el nombre a la persona con la que hablo, pero su voz me resulta cálida y cercana. ¿También es de Sevilla?

-Sí, de aquí. Y me llamo Diego. No se ponga triste, porque, ¿sabe?, tampoco yo tengo pareja, y eso no es lo peor. Lo peor es que, creyendo que la tenía, no la he tenido nunca; eso es más triste. Estar solo estando acompañado es terrible.-
Diego siente que la voz le tiembla y casi sin darse cuenta, le caen un par de lágrimas que mojan el auricular.

-¿Está usted llorando, Diego?

-Es la primera vez que le lloro a alguien por esto. Lo siento. Yo llamaba por lo de la colada. Siento haberme puesto así- dice intentando recuperar el tono perdido.

-¿Tiene algún asunto pendiente esta tarde?

-¿Se imaginó que soy letrado?

-¡Oh, no! Me expreso así normalmente para hablar de mis quehaceres diarios.

-Tengo que asistir al bufete un par de horas para entrevistarme con un cliente. Acabaré a las siete, más o menos.

-Entonces, ¿acepta un café?

-Lo acepto con gusto, Malena.

-Bien. Pues a las ocho en la esquina de Tetuán con Sierpes. Llevaré un bolso dorado y gabardina beige.

-Hacía mucho que nadie me invitaba a un café.

-Estupendo, Diego, porque a mí, hacía mucho que nadie me aceptaba una cita.


Todos los días que te pierdo

Un día, ya entrada en años, en el vestíbulo de un edificio público, un hombre se me acercó. Se dio a conocer y me dijo: "La conozco desde siempre. Todo el mundo dice que de joven era usted hermosa, me he acercado para decirle que en mi opinión la considero más hermosa ahora que en su juventud, su rostro de muchacha me gustaba mucho menos que el de ahora, devastado".
(De El amante, Marguerite Duras)

El tiempo no existe, existe mi cara
y los surcos que la surcan.

Nuestro amor existe
y sin embargo estamos lejos,
devastados.

Porque tú andas, corres, vuelas
y sobre mí pasan los surcos.

jueves, 18 de septiembre de 2008

VERSIONES.

Estoy enamorado de una bruja preciosa que trabaja en un bar.

Cada noche, voy a tomar una copa  con ella en las siguientes condiciones:

Coloca sobre la barra dos vasos con mi bebida favorita, pone una de sus manos cerradas encima de cada vaso y, después de mirarme, deja caer un reguero de polvo blanco en el líquido, lo remueve con una cuchara de cristal y me da a elegir después de un beso delicioso, quizá el último de mi vida.

Estoy seguro de que sigo vivo porque elijo beber del vaso bueno, el que no tiene veneno. Y eso ocurre porque sabe que desde la noche anterior no he dejado de pensar en ella y el día de trabajo y distancia no ha sido sino mi peaje de amor para esperar a verla.

 

Tengo a mi novio encandiladito, aunque sea fácil por lo inocentón.

Para curarle la úlcera de estómago, salgo del despacho cada noche, me visto de bruja y, en la barra del bar de mi hermano, le sirvo dos bebidas iguales, dentro de las cuales pongo una cucharadita de gastropelín, lo que le recetó el médico y no es capaz de tomar sólo. Entra, me besa y elige su destino. Después nos vemos para cenar en casa o fuera, y no le hace daño la comida. Tendré que cuidar de que no me vea cambiarme corriendo de un lado a otro y de comer más despacio, no vaya a coger yo también una úlcera con tanto estrés.

 

¡¡¡POR FIN!!!

Se nos llenó de color el blog. Ese arcoiris es radiante y nuestra mascota me parece de lo más seductora. Lo que más me gusta de ella es su ambigüedad (y lo digo absolutamente en serio) ¿Por qué ha de ser un pollo, o una gallina? Si es un ser distinto, que pueda encerrar más de una posibilidad, sin duda se me antoja más enriquecedor y por tanto, más interesante.
Me encanta, Loli. ¡Tiene una simpatía y una cara de buena gente que tela! Además, con ese lápiz en la mano y con esas ganas de trabajar que infunde, ¿quién no le hace caso?
¿Te he dicho alguna vez que eres una artista? Pues eso.

Microrrelevo 8

Cosas de madre.

En ése que pone "Rec.". En ése tienes que fijarte, hija mía. Créeme. Los demás no te convienen. Dice la del quinto, que el único hombre hecho a tu medida, lleva el signo de Caín en la frente. Y que será tu única salvación. Y no me mires así, que soy tu madre y sé lo que te digo. Te juro que la del quinto es la única que sabe echarme las cartas, y que es capaz de ver más cosas que yo y la abuela juntas, te lo juro. Ya, ya sé que no quieres comprenderme. Pero aunque no te lo creas, esa era digital tuya sigue siendo cosa de pitonisas. Somos seres eléctricos, funcionamos a base de conexiones internas. Ya, ya sé que quieres ser como la Coixet, y que pasas de mis bolas de cristal, pero suelta esa cámara y escucha, bruja avería. Te lo diré en tu idioma. Tu hombre tiene una marca roja y redonda en la frente. Ése que pone "Rec." será, para siempre, tu complemento. En ése tienes que fijarte. Búscalo y, cuando des con él, no se te ocurra perderlo. Porque él te librará del mal de ojo que te ha echado la del bajo. No, si al final, con levantarle al chulo del novio, le has hecho un favor a esa golfa. Porque sé que andas con ese chulo, y no por dones de familia, no. Lo sabe todo el bloque, y va a ser tu ruina. Te lo digo en serio. Y no me grabes más, coño.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

La III.

El comandante en jefe de los unos, el general Romotov, repasó su armamento:

            -Las incontenibles oleadas de tanques rusos, situados en filas separadas cien metros cada una de la siguiente, pletóricos de obuses, ametralladoras y gasolina.

            -Los blindados, que rellenarían los posibles huecos dejados entre los flancos al comenzar una maniobra envolvente prevista.

            -Los helicópteros Tratakar, preparados para volar como un enjambre y sembrar de bombas incendiarias la artillería enemiga.

 

Enfrente, el jefe supremo de los otros, el general Percival Belford, hacía lo propio:

            -Toneladas de morteros Lacked dispuestos para ser lanzados contra cualquier ataque de blindados.

            -Miles de bazookas listos para hacer volar a los tanques.

            -Carros orugas antiaéreos con capacidad para derribar cualquier pájaro de hierro que se acercara.

 

            La batalla comenzaría a las diez de la mañana, la hora prevista para que la niebla  se levantara.

            Los dos generales, a las diez y media, se sincronizaron: Cada uno veía la imagen del otro mirándole con unos prismáticos de gran alcance. Sin apartarse un milímetro, se insultaron, reconocieron las palabras y se mandaron al diablo.

            A las cuatro de la tarde, seguían estando solos en el campo de batalla. Ni un solo soldado acudió a manejar las armas.

            Hartos de esperar, dejaron los arsenales abandonados en la explanada. De eso hace quince, tal vez veinte años y allí siguen, hechos un montón de chatarra. Más de una vez hemos tenido que andar con ojo, no sea que los chiquillos se acerquen a alguna de las bombas. 

lunes, 15 de septiembre de 2008

¿dónde guardan su color?
Pulverizó una a una las pequeñas hojas del árbol que había en su jardín. Sintió como languidecían. Su verde brillante había dejado paso a ese ocre terrenal. Se preparaban para un final apoteósico.
Cuando llegó la mañana, cubrieron de noche su verdor.

EL SITIO ES MÍO

“En la relojería se pasan las horas muy lentamente. Se es consciente del paso de los minutos, a cada minuto; y de los segundos a cada segundo.

Han puesto en mi lugar a un individuo que no se entera de que el relojero aquí soy yo, y los relojes se quedarán marcando las siete, quiera éste o no quiera.”

En los periódicos del día siguiente, la relojería Manzano fue noticia, por cómo todos los que allí se hallaban, vieron cambiarse, por arte de magia los relojes, a la misma hora en que su dueño fallecía la semana anterior, por un ataque de aburrimiento.

programa pagdos

Compañeros, en el programa de TV 2, hay un concurso de relatos. Condiciones:
- incluir el titulo de una canción en él
- no más de 25 palabras
¡¡¡Animo, y a ver quién le pone el cascabel al gato!!!

MICRORRELEVO 7

ACEPTACIÓN

Hablar, para eso también fui creada. Respeta mi naturaleza. No me excluyas cual objeto inservible. Sí, quizá soy frágil, pero válida. Obsérvame y, por favor, coloca tu dedo ya en mi punto rojo; en ése que pone “Rec.”.

el baúl


Levante la tapa del baúl que está en la pequeña habitación del fondo. Allí dejé el diábolo, el yo-yo, la pelota medio desinflada... Lo cerré pero no eché la llave. Solo me quedé con tu fotografia. Mañana la guardaré sin mirarla.Esta noche, me perderé en tus ojos, como antes, como ayer. Enseñaré a mis ojos que a partir de mañana, no habrá fotografías que mirar. Solo un baúl que tiene la llave echada.

domingo, 14 de septiembre de 2008

MICRORRELEVO 6

cueva oscura
Asi que, cuando quiera, que me saque a dar una vuelta. Hace demasiado tiempo que estoy aquí quieta, bueno, no quieta del todo. A veces subo y bajo, me repliego sobre mi misma, saludo a mis vecinos de arrriba para descubrir con sorpresa, como poco a poco se van marchando. También con los de abajo ocurre igual. Presiento que el día menos pensado me quedaré sola y ella será incapaz de preocuparse por mi. Tal vez sea eso lo que esté ocurriendo, que ella ya no tenga fuerzas. o ganas o yo que sé, para sacarme.
Me gustaría salir de aqui, de esta cueva oscura y húmeda en la que vivo. Deseo tanto que esos guardianes se separen y yo pueda darme una vuelta por el mundo de las palabras. Hablar, también para eso fuí creada.

MICRORRELEVO 5

COMPAÑERO DE PISO
Justo antes de salir a dar nuestro primer paseo
, desapareció. Lo busqué por todas partes. Si cabía en la palma de mi mano también podía meterse en el bolsillo de una chaqueta, en una caja de zapatos o en un frutero. Cuando lo encontré ya era demasiado tarde, así que decidí intentarlo al día siguiente. Pero también ocurrió lo mismo: volvió a esconderse. Y así sucedió un día, y otro. Me dijeron que era una mascota bastante casera pero no creí que lo fuera tanto. Llegué a la conclusión de aprovechar su lado hogareño y le enseñé pequeñas normas de convivencia con el fin de que en algún momento atendiera a salir conmigo.

Llevamos un mes conviviendo juntos y ya ha aprendido a utilizar el wáter, lavarse los dientes, coger el bote de comida que le toca cada día y, hasta de vez en cuando, se desliza por el suelo del salón sobre una toalla y le saca brillo. Ahora está jugando con la Nintendo. Le compré el juego ese de las mascotas, y le encanta. No tengo prisa por salir a dar un paseo con él. Sabe perfectamente donde están las llaves de casa. Así que, cuando quiera, que me saque a dar una vuelta.

INVESTIGACIÓN LINGÜÍSTICA.

Don Antonio Cloro -académico insigne de la Real de la Lengua- nos hace, en  una entrevista informal, un pequeño pero detallado informe de los últimos logros, descubrimientos o aportaciones a nuestro idioma en la última parte del siglo XX.              

 

El tiempo verbal “Presente histérico de funcionalidad”.

Cuando dices, “pagas” a tu amigo en el bar, o “pelas” a tu mujer que tiene la fruta en la mano, aportas un tiempo que implica orden y ejecución al mismo tiempo. Todo ello a menos que te tiren algo a la cara.

 

La conjunción de los astros.

El cielo Y las estrellas Y los planetas Y los asteroides Y las porquerías que sobran de la NASA. Y así. Este pandereteo de las cosas volando fuera de nuestra Tierra se merecen una conjunción mayusculosa. Es de ley & así lo hago constar.

 

El aciento.

Se pone una marquita pequeña en el texto (un asterisquillo *, un corazoncito o algo discreto, tal que así: ø), cada vez que se llega al centenar de tildes en un escrito. De este modo, tienes después una facilidad grande a la hora de contarlas.

 

La sinflexia o simbombiglia italiana.

Es una figura retórica que aparece en los textos escritos sin luz eléctrica, casi a oscuras. Se usa siempre que el detective de una novela negra tiene que lidiar en la noche con un asunto de dinero negro. La sinflexia como recurso literario no puede ni debe arrojar luz alguna sobre el caso.

 

El endeblecasílabo.

Es un verso que tiende a desmoronarse porque su base no es nada sólida. Ejemplo: “Tantarantantán, que viene el capitán”. Vemos que coinciden la primera y última sílaba del verso, pero nadie advierte que la tropa no está vestida como es debido para recibir a su superior, quitando consistencia al mensaje.

 

El fenomonema.

Partiendo de lo acostumbrados que estamos al desprecio de la palabra escrita, surge como un rayo de energía plena el fenomonema, un palabraso que cuando se pronuncia en bares, cines (antes de la película) o en paradas de autobús, provoca un efecto devastador. Un ejemplo clásico es el de “¿tesquiyapayá?” que sustituye con éxito a la bronca materna cuando el niño llega tarde al colegio. Y, en confianza, de mi suegra cuando son las tres y nos espera para comer, con su variante “¡venirseyapacá!”

 

La provosodia.

Un recurso literario arcaico, pero rescatado por los investigadores. Consiste en hablar sin mover las manos ni parpadear, pero usando palabras de corte vacilón. Cada frase debe contener los siguientes ingredientes:

Dos chulerías,

Una comparación con alguien mejor que quien nos escucha,

Una mirada a izquierda escupiendo por el colmillo, y, lo más importante,

Un empujón cuando nuestro compinche esté agachado detrás de nuestro interlocutor.

 

sábado, 13 de septiembre de 2008

Microrrelevo 4

¿Cómo no me fijé en que tenía fecha de caducidad?

Había organizado mi vida despertando la envidia de mis amigas: Karla, Vitriola, Amaranta, Denisse y Rodoflecta cuando recibí el paquete y ellas aplaudieron el que sería mi plan de felicidad eterna, con detalles como paseos a las seis y doce, besos a las dieciocho, brisa de abanico a las veinte y sexo salvaje a las veintitrés… y así, o sea, todos los días.

Y yo, Bertrana Moravia, la ganadora del concurso, no caigo en ver que mi ciborg Ariel 1.5 es un prototipo de cocinero bastísimo para el ejército hecho para cinco años exactos. Los que terminaban esta mañana. ¡Qué rabia! Justo antes de salir a dar nuestro primer paseo. O sea.

CUESTIÓN DE CONCIENCIA

Podría sucumbir a tus encantos; es más, no hacerlo me es muy sacrificado. Pero no consentiré que mi alma arda en llamas, ante la mirada satisfecha de Luzbel. De ese honor no es merecedor un simple pastel de arándanos.

todos los porqués
Sé cómo he llegado hasta aquí, pero no porqué. Ellos se acercaron hasta mi casa, llamaron a mi puerta. Cuando la noche mostraba el más sonoro de sus silencios, ellos, sin preguntar, sin hablar, sin ni siquiera un porqué, me trajeron hasta aquí.
Ahora siento el frío en mi sien izquierda. ¡Qué paradoja!.El sol ha comenzado timidamente a asomarse por el horizonte. Este lugar...¿recordaré este lugar?. Tal vez no. Tal vez sí. Como tantas otras respuestas, la tienen ellos entre sus manos.
El frío de mi sien se ha transformado en un ruido ensordecedor. Todo está a oscuras. No hay estrellas. No hay soles.
Todas las respuestas caen sobre mí, húmedas, sentidas, angustiosas. Lloran y ahora sé porqué.

baile añejo
Encontró la carta ya abierta. Dentro,un papel amarillento, olía a tiempos pasados. Las palabras bailaban un baile añejo, desacompasado. Reinventadas las palabras pero no los sentimientos. El -espero que al recibo de ésta os encontréis bien- le llevó de la mano a las canciones y ternura de unos ojos hoy ausentes. Se dejó llevar por aquella danza de símbolos y deseos. Descubrió por casualidad, que no había nacido ayer sino que nacería mañana. Mañana, cuando el corazón dejara de bailar la danza de la tristeza.

viernes, 12 de septiembre de 2008

año bisiesto

Los cristales de la ventana que daban a la calle estaban sucios. Muy sucios, tanto, que a diario escribía en ellos la palabra ADIOS.

El primer día que lo hizo fue aquel en que el mundo compensa su desajuste horario con el sol. Y a partir de ahí, día a día, escribía lentamente ADIOS.

Aquel amanecer de invierno, ella había llorado por última vez entre sus brazos. Ahora, era él quien lloraba mientras miraba a través del cristal sucio en el que había aprendido a escribir ADIOS sin esperanzas.

jueves, 11 de septiembre de 2008

el sobre



Miraba a diario su buzón. Lo abría lentamente a pesar de que a través de los pequeños agujeros podía saber que no había nada. En su interior, un negro metálico. El vacío. Cerraba la puertecita y giraba la llave. Sonreía con tristeza mientrás contaba uno a uno los escalones de la escalera.
Siempre igual. Cada día lo mismo.
Aquella mañana introdujo la llave en la cerradura del buzón. Como a diario. Al abrir la puertecita encontró un sobre azul sin dirección ni remitente. Sólo una frase: PARA TI. Miró a su alrededor. Se sintió objetivo de unos ojos ocultos, invisibles. Nada a su alrededor. Nadie más que él. Miró en el interior del sobre. Una nota verde. Dos palabras: NO LLORES.
Guardó la nota y tiró en la papelera, sus lágrimas sin usar.

La estrella


Dentro hay luz pero la oscuridad me envuelve.
Es la noche. Es la noche que me llama.
Me persigue de día y, aún más cuando aparece.
A veces no la oigo. A veces no la quiero oír.
Pero ahora me entrego y ella me mece.
Me enseña sus tesoros.
Todos los ven. Todos los desean. Todos los tienen.
Yo abro los ojos. También los deseo.
“Míralas”, dice la noche. Estrellas de leche.
Luceros hermosos que brillan cada vez más fuerte.
“Quiero una”, suplico. Hay infinitas.
“Míralas”, replica. Todos las desean. Todos las tienen.
“Sí, pero yo sólo quiero una”.
La noche cuenta sus estrellas. Después me mece.
“Míralas, pero no las toques”, dice, “ellos las quieren”.
“Pero, yo… ¿por qué me llamas entonces,
si no me concedes la suerte?”.
“Se perdió una estrella", respondió la noche,
"y la encontré al verte”.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

POMPAS DE JABÓN
De pequeño le gustaba jugar con las pompas de jabón. Las dejaba elevarse impulsadas con la sola caricia de de su aliento. Se alejaban de él con un vaivén acompasado, que para los ojos de su amigo Javier, era la mejor canción de cuna para dejarse dormir bajo la higuera.
Rafael siempre fue un niño. Ahora, cuando está a punto de cumplir los 90, sueña cada noche que su madre le llama apoyada en el quicio de la puerta.- ¡Rafael a merendar!Aqui tienes el trozo de pan con aceite y azúcar- , y que sus pompas de jabón juegan con el lucero de la mañana

Otro Edén

Sabes que me gusta desbrozar pensamientos y que es en estos días lúcidos, otrora demasiado oscuros, cuando descorro el velo semi-transparente de mi mundo y te lo muestro así, tal y como lo ves.
En este cosmos no hay deidades acuáticas, tan sólo alguna que otra sirena con cantos entre los que se confunden toses y carraspeos.
La edad también está reflejada en sus ojos.
En lo más alejado del jardín sigue ese manzano, con su reptil onduleante de mirada oblícua. Ya nadie se sirve de sus frutos pues sobre él pesa una extraña leyenda de castigo y exilio.
En el piso de arriba vive un conejo hastiado, sospecho que anda algo trastornado porque no deja de repetir: "Alicia no me persigas más", "Alicia no", "Alicia no.."
Pandora jugó todos sus vicios y virtudes a la apuesta más grande, ahora la ves caminando de acá para allá buscando con lo que llenar su caja. Los días buenos, los menos, encuentra un diente de león, una gota de rocío...
Puedo advertir en el desasosiego de tu forma de observar que poco o casi nada de lo que ves te gusta.
Te anticipas.
Si te deja de dar miedo y me dejas que te lleve de la mano caminaremos acompañados ladera arriba.
Ahora te sientes poderoso pues con tus sentidos lo abarcas todo.
Puedo verte sonreir.
Aquí te complaces en saber que existen olores a vainilla y azahares,
que la hierba está fría bajo tus pies,
que la lluvia a modo de capricho puede visitarte mezclando en el cielo, claridad, nubes y estelas de colores,
que existen mirlos blancos, gorriones pelirrojos,
que los sauces ya no lloran,
que puedes dibujar con la yema de tus dedos el camino del sol, si quieres dos atardeceres en un día los tendrás;
y que te encantaría quedarte...
Yo te invito a que lo hagas

microrrelevo 3

Tiene un merecido y destacado sitio en el verdor intenso de mi jardín.
Y allí, entre las sombras frescas duerme oculto esperando un momento especial que sólo yo podré designar. Tendré que pensarlo bien pues una vez sacado a la luz solo me quedará su grato recuerdo. Cada noche cierro el jardín con celo. Solo yo puedo visitarlo. Solo me tiene a mí para contemplarlo. Pasan los años y por fin llega ese día… ¿Cómo no me fijé en que tenía fecha de caducidad?

lunes, 8 de septiembre de 2008

Ecos y rumores.

Janis Kokolis preparó la ensalada gigante que tenía prevista, básicamente de atún con cebolla, e ingresó en el Récord Guinnes el pasado martes por la mañana. Por la tarde, aprovechó para ganarse unos dólares como plañidera en tres entierros. Sus ojos anegados en lágrimas arrancaban terroríficos gritos de dolor de los asistentes.


 

Doña Ventura Mora de Pereda sacó a su hijo Edu por las orejas de aquel antro y se lo llevó sin rechistar. Estaba cansada de oír que su niño se pegaba por las noches con otros muchachos. Mientras pasaba entre la multitud, les echaba en cara no haberlos separado.


-Qué vergüenza, mira cómo llevas la cara, -le decía de camino a casa.


-Él también me ha pegado a mí, -contestó Edu.


-Es verdad, -reconoció el otro muchacho.


Al día siguiente, el diario deportivo Golazos detallaba las pérdidas del promotor Don King al haber tenido que suspender el campeonato mundial de los pesos pesados.

 

Alfred Rogers y Ginger Astaire, dos camioneros de Nevada, desentrañaron el día 8 de agosto pasado uno de los secretos mejor guardados de la Humanidad: La fórmula del bocadillo sin pan. Acostumbrados al caso que les hacen en casa, dieron gracias al Cielo al ver sus nombres en una reseña de su gesta en el suplemento semanal del Washington Post, en la columna dedicada a personas y pollos con trastornos psiquiátricos agudos.

 

El ambiente familiar reinante en la mansión Can Tous/Perellada, herederos de las lanas de Castelldefelds, tomó unos derroteros inesperados el pasado domingo, último de agosto. Resulta que la criada segunda de cocina, Guillermina Pousats, al servir la sopa, fue sorprendida por el tercero de los hijos de Joan Carles Tous y Clementina Perellada, el señorito Bartolet, quien le metió las manos por dentro del delantal con la excusa de buscar una copia de la llave de la bodega. Sabedores todos de que dicha llave la guarda, por tradición, la primera ayudante de ama de llaves, Guillermina lanzó la sopera en vertical y, entre lanzamiento y caída, golpeó las mandíbulas del señorito Bartolet con ambas manos. Una vez la sopera de nuevo en sus manos, procedió a servir su contenido sin más contratiempos. Sin embargo, terminada la jornada laboral de la servidumbre, y por tanto sin obligaciones contractuales ni diferencias sociales, la familia al completo se alineó a la izquierda del jardín principal de la casa, mientras que a la derecha, enfrente, lo hacía el conjunto de empleados y sirvientes. Comenzaron las hostilidades a las siete y cuarto de la tarde y terminaron los golpes y los insultos antes de las once de la noche. A la mañana siguiente, la normalidad era la nota dominante en la casa, hasta el punto de no mediar el menor signo de escarnio o mofa al cruzarse cada uno que más leña dio con el que portaba algún que otro moratón. Sin duda, comenzaba una nueva era de paz que duraría, al menos, otros cien años.

domingo, 7 de septiembre de 2008

EL MARCO

Ahmed me esperaba en el aeropuerto cada vez que volaba a Beirut. Con una sola pista útil para aterrizar, en medio del gentío y del desorden, siempre estaba allí, pegado a su cartel con mi nombre.

-Esta vez tengo algo que no podrás rechazar, Malone; te lo aseguro, -me dijo.
Ahmed me encontraba piezas más interesantes que valiosas para el museo de Nueva York. Así se ganaba la vida.

-¿De qué se trata esta vez? –le dije con ironía.

-De algo incomparable -me respondió sonriendo.

Mientras conducía su pequeño coche con mis maletas dentro, mantuvimos un tranquilo silencio. No teníamos costumbre de hablar sin una botella de vino en medio.
Al salir del coche, dos balas que pudieron matarnos se contentaron con avisar. No perdimos el tiempo tirándonos al suelo ni sacando nuestras armas. Miré a Ahmed y su sonrisa seguía a flote.

-¿A quién has robado qué, amigo mío? –le solté sin preámbulos.

-Ahora lo verás, -me contestó con los ojos brillantes de un zorro.

En su casa, me detuve ante una gran pared sobre la que descansaba un panel tapado por sábanas blancas que Ahmed descorrió con solemnidad, inaugurando una gran exposición.

El cuadro era una maravilla; representaba un crucificado de grandes dimensiones. Lo analicé al principio con instrumentos sencillos y unos guantes. Desbordado por la primera impresión, busqué en mi maleta mi pequeño juego de lentes láser discriminantes, un prodigioso artefacto regalo de mi museo: No daña ni un papel de fumar y hace la disección de cualquier tejido. Con él pude comprobar que la pintura tenía quinientos años y la firma real, única, de Leonardo Da Vinci. No podía haber duda.

El ancho marco estaba sin pulir. Era especialmente duro, troceado en cortes rectos y sin una sola grieta, aunque pude ver algunos agujeros realizados por clavos muy toscos y gruesos.

No me molesté en abrir una botella de tinto Sunrise del 2003, un vino para charlar, pues una nueva bala inteligente lo hizo por mí al entrar por la ventana. Segundos más tarde, dos hombres vestidos de blanco echaron la puerta abajo. No llevaban armas de fuego y el más viejo nos dijo algo en árabe que Ahmed me tradujo como “tranquilos y todo irá bien”.

Miré a mi amigo, que no pestañeaba. El hombre joven, a una orden de su compañero, sacó un cuchillo afilado con el que separó el lienzo empleando una pericia de cirujano. Salió al pasillo y, según pude ver, recogió de allí un tubo de plástico donde introdujo el lienzo una vez enrollado cuidadosamente.

Aquellos hombres sabían hacer su trabajo.

Se despidieron cortésmente no sin antes señalarnos los francotiradores de la ventana situada en el edificio de enfrente, los que disparaban esas balas tan listas.
Ahmed, unos minutos después, se levantó, colocó como pudo la puerta y volvió a sonreír.

-Por fin puedo darte lo que tengo para ti –me dijo.

Con una habilidad parecida al árabe del bisturí, comenzó a deshacer el marco del cuadro.

Una hora más tarde, la cruz donde murió Jesucristo estaba montada en el suelo de nuestra habitación.

Fui a por otra botella de vino.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Un pedacito de paraíso sobre el asfalto

Sé que no es fácil descorrer las persianas y ver que aun cuando despiertas las luces de la ciudad están encendidas y que el naranja de su cielo se refleja sobre las sábanas de tu cama, calientes pero vacías.
Sé que no es fácil soportar el ruido de las calles que te retumba en el pecho y que aunque la gente te mire cuando hables nadie te esté escuchando porque ya ni siquiera el corazón y los oídos son capaces de encontrarse dentro de un mismo cuerpo.
Sé que caminar bajo la lluvia al descubierto es la mejor forma que existe para terminar de estropearte un día que tampoco a la hora del almuerzo lo has visto depegar.
Sé que tu vida la imaginaste llena de musas con flores de vainilla trenzadas en el pelo pero en esta, yo, con el torso desnudo, soy tu musa en vaqueros.


P.D.- perdonad por querer justificar mi prisas por la reaparición con un texto que para nada es nuevo.

LANZO UNA PREGUNTA A MIS COMPAÑEROS Y A NUESTROS LECTORES:


¿Hasta qué punto será conveniente el hablar, el contar, aún en la más estricta confianza, nuestras propias miserias? ¿Sería esto un ejercicio, una muestra quizá de valentía, de cobardía por no sentirnos solos frente a la adversidad, o de torpeza? Hasta dónde contar para no contar de más. Hasta dónde callar. Os lanzo estas preguntas emulando a Javier Marías en Tu Rostro Mañana.
Espero con ganas vuestras opiniones.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

UN GOLPE

En el mismo instante en que Fiodorov Kransik traspasó la puerta de la tienda de su tío Tomás para robarle, se quedó helado al verle de pie, mirándole. Junto a sus zapatos había un cuchillo lleno de herrumbre que el viejo había dejado caer.

-Te esperaba, hijo mío –le dijo Tomás-. Vete en paz y olvidemos esto para siempre.

-No quiero que me llames hijo –respondió Fiodorov, apretando fuerte su cuchillo en la mano.

Los dos hombres no se movieron durante un tiempo corto y eterno. Ese tiempo que mide la espera de un hombre para morir.

Fiodorov levantó la mano que empuñaba el cuchillo y avanzó despacio. Se detuvo al ver que su tío no hacía nada por detenerle y rompió a llorar. Creía haber calculado bien la hora en que Tomás dormía y así no le habría encontrado al entrar.

Se lanzó hacia delante y en un salto estuvo tan cerca que se decidió a descargar  la fuerza de su brazo sobre él. Un golpe y todo habría terminado.

El cristal, al romperse, sonó como todas las campanas del mundo juntas: A música, a trueno y a muerte.

Al volverse, Fiodorov vio a Tomás tras la puerta, y por fin miró a los ojos de su tío en lugar de su imagen en un espejo.

Con las manos y la camisa manchadas de su propia sangre, Fiodorov vio cómo Tomás levantaba lentamente su pistola hacia él. También lloraba.

lunes, 1 de septiembre de 2008

ESOS LUGARES DE REPOSO EN EL CAMINO.

Camping “Los Tiramisúes”.

Situado en el centro de Pontevedra, según se mira. 400 plazas de garaje, con sólo 378 ocupadas por los coches de los empleados del recinto. Se recomienda pues ir en bici. Abundantes árboles al principio, para quedar dos macetas de perejil en las parcelas del fondo. Duchas semanales garantizadas. Se permite a los perros quedarse fuera, cómodamente, con los niños. Servicios de bar, tasca, discoteca y dispensa a granel de orujo. Gasolinera y venta directa de souvenirs típicos de la tierra, como gorras con el pato Donald y mecheros de Mickey. Ojito a ponerse entre las parcelas doce y catorce, es decir en la parcela trece, que se llueve mucho y acaba usted exactamente en el medio del pantano El Remojaidiño, en cuestión de minutos. Por lo demás, una maravilla.

Parador El Stop.

Estilo clásico gótico, cubista y postindustrial, según se han ido recogiendo cosas que ya no hacían falta en otros hoteles. Situado en el hueco que hicieron las excavadoras para construirlo, se compone de doce plantas de sótano para aparcamiento y amplia zona de siembra de nabos. Las habitaciones cuentan con paredes finísimas, para entretenerse con todos los chismes posibles. Se ruega por tanto discreción y poco movimiento en caso de que alguien vaya con ganas de tontear con las cosas del medio centro. Aunque, ya que se que van a enterar, pues qué quieren que les diga si les pica la barriga. En cuanto al aseo, la dirección agradece que vengan limpitos de casa. El desayuno se servirá si no hay más remedio, recontando al salir las tazas y los platos. Nada de llevarse las toallas: Al contrario, si pueden traigan algunas de sus hogares, esas que vean ustedes que ya no les hacen juego. Ofertas para grupos, consistentes en dos horas gratis de estancia por cada seis años viniendo interrumpidamente.

Fonda El Hechizo.

Estuvo entre montañas hasta el siglo XIX, en que la compró Godoy y la derrumbó hasta los cimientos, llevándola a un valle tranquilo donde –es mala suerte- volvieron a crecerle montañas alrededor. Cuenta con cien habitaciones, numeradas al azar todas con el mismo número. Sirve como nidito de amor para cantantes de baladas y promotores inmobiliarios del bajo Senegal, sus principales clientes.


SIN CEREMONIAS.

El bufón Golin, alabado por su poesía, acudió a la recepción que el duque de Blomsfield daba en su castillo para agasajar a los caballeros Tobías Templeton y Jonás Manheit y agradecer su ayuda en la batalla de las llanuras de Golada, donde masacraron las huestes del conde de Galatan traicionando su confianza y pasándose al lado de Blomsfield. Tenía preparados para ellos fiestas de tres días, asagajos y buen vino, el mejor, traído del sur de Francia.

Golin llegó al castillo con su compañía de bailarines, acróbatas, comefuegos y magos.

A la hora de hablar de la gran victoria en la batalla, el duque y los caballeros se levantaron, desataron las corazas de su pecho y se abrazaron mientras cogían tres jarras enormes para brindar.

En el momento en que las cabezas de los tres caían al suelo, recién cortadas por la espada de Golin, aún parecían gritar de entusiasmo. Habían derrotado al hombre más valiente de Inglaterra, Leonardo de Galatan. Pero su hijo, Golin, evitó que lo celebraran.