domingo, 25 de octubre de 2009

Conceptos básicos (3).

BALLET CLÁSICO:

FUNDAMENTOS TEÓRICOS Y ALGUNOS CONSEJOS PRÁCTICOS.

De todos los manuales que hemos hojeado en la biblioteca para ir cogiéndole el pulso a la Danza Eterna, escogimos el “Báilese usted mismo”, tomo III, de Estefan Dango y exponemos algunas posturas elementales hallados en el mismo:

Posición de la Libélula mansa: Recogida en la recogida de la lechuga en Leningrado y Moscú del Sur, donde se entrega el último cogollo sobre un único pie, rodilla flexionada, y gafas sobre el pelo recogido hacia atrás.

Posición de Cruz o Cruzados: También de origen agrícola, la postura representa la entrega de las patatas tempranas, recolectadas de dos en dos, para pasar con prisa la de la mano derecha al camión o carro de la izquierda y viceversa, pero al mismo tiempo.

Posición Tensa: Las llaves del apartamento común, por culpa de ataques de nervios o por la custodia de los hijos, nunca se entregaban de forma relajada. Esto dio origen a esta dificilísima posición, en la que se mantiene en todo momento una sonrisa que da miedo.

Posición de Antonomasia Bailadora Absoluta (La Paba): Los melones se cogían por detrás, espalda recta, restregándolos con suavidad y firmeza, sin mirar, brazos en alto durante un par de segundos y breves cosquillas axiláticas. Cayó en desuso al llegar la moral victoriana, pues no tenía nada de origen agrícola.

Para complementar este estudio, nada mejor que acudir al tratado práctico “Vuelo volátil sobre tu tutú”, de Iorbedina Lobayvova, la divina solista del Bolshoi, que en su página 62, párrafo cuarto, expone:

“Si bailas recién levantada, quita a los niños de en medio y acolcha los pomos de las puertas y los cantos de las mesitas de noche. Si lo haces antes de acostarte, gira y gira y consigue que tu pareja, tu alma gemela, cuelgue sobre tus brazos una suavísima camiseta recién lavada hasta que se seque gracias a tus vertiginosos giros. Para que luego digan que no tiene utilidad esto del ballet, kapitialista puerka”.

La divulgación parece disminuir la grandeza de lo llamado a ser propiedad de unos pocos, pero gracias a los estudios mencionados, cualquiera puede meterse de lleno en el espíritu de la danza clásica, ya sea a base de saltos y elevación de los glúteos o la bajada de éstos para sentarse después de haber pagado la entrada del patio de butacas.

Ustedes deciden.