domingo, 24 de febrero de 2013

Un regalo de este precioso día invernal para vosotros,mis amigos de paraleernos. Besitos de rayitos de sol.

sábado, 23 de febrero de 2013

Cai, tacita de plata



Cádiz es la ciudad de la luz, de la fuerza del mar. Aquí os dejo un paseo por la Caleta en un precioso día de carnaval. Yo que siempre pensé que no me gustaban los carnavales, ahora y después de ver a las gentes por las calles, con sus cantos y con ese arte de derraman por cada una de sus placitas me declaro no solo una enamorada de Cádiz ciudad, sino de Cádiz y sus gentes, y esa forma tan llena de luz que tienen sus coplas.

miércoles, 13 de febrero de 2013

14 de Febrero

"Piel con piel"[inma]
Susúrrame amor
cuánto me quieres,
necesito saberlo.
Sentir en tus manos
el calor de mi cuerpo,
mirarme en tus ojos
besarte en silencio
prender el rescoldo
hasta que nos abrase el fuego.
Fundirnos en la noche
y amanecer renovados
unidos para siempre
frente al universo.


lunes, 11 de febrero de 2013

Filomena 2

No sé cómo regresó ni por donde entró, lo cierto es que sin darnos cuenta vivía cómodamente instalada entre los restos de losas. Mientras tanto habíamos concluido el montaje de los roperos y los amigos que estrenarían la vivienda se disponían a la mudanza.
Fueron los restos de la primera cena los que alertaron a los amigos. La Filo había comenzado a hacer de las suyas. Al día siguiente, el bocadillo roído de uno  de los muchachos confirmó la terrible sospecha ¡No estaban solos!
Abrieron y rebuscaron, pero el difícil acceso dejaba huecos por registrar. Entonces, con una linterna, la vieron. Al fondo, a lo lejos, entre los restos de obra, Filomena los observaba estupefacta. Mis amigos, más estupefactos aún, gritaron.
Poco tardaron en clausurar  la portezuela. Metros y metros de cinta empaquetadora, no dejaron una sola rendija para la escapada. Al concluir el año, nos devolvieron las llaves y nos comentaron el  "problemilla". No se habían atrevido a abrir aquello. Nuevamente, la portezuela era nuestra.
 [continuará]

domingo, 10 de febrero de 2013

Filomena 1


Hace aproximadamente un año, mi marido y yo decidimos convertir un local comercial abandonado en un apartamento con posibilidades de alquiler. La obra se terminó y, tras la entrega de llaves, nos dispusimos a arreglarlo. Compramos algunos roperos de Ikea, de esos que te pasas varios días montando, y entonces descubrimos que no estábamos solos. El local, con una zona a doble altura, se había resuelto con un hueco bajo el suelo de la cocina. Era una especie de mini trastero con una puertecita lacada en blanco, tras la que se ocultaban restos de losetas de la obra, bolsas de cemento, y... ¿Qué es eso que suena ahí dentro?  Abrimos... ¡Dios mío! ¡Una rata!
Clausuramos el hueco. Nos pusimos manos a la obra y compré una enorme ratera. Le pusimos nombre "Filomena"(por no hablar de ratas en la mesa, ya se sabe que es algo molesto). Ahora sé que no se debe poner nombre a una plaga pues la diferencia entre un parásito y una mascota, es precisamente eso, el nombre.
La ratera era una especie de jaula donde el animal quedaba vivo (no encontré otra cosa en la ferretería de barrio). Al día siguiente estaba allí. Chillaba y me miraba con sus enormes ojos negros. ¡Qué grande! No era ni fea, y me miraba de un modo... Me puse nerviosa, no sabía que hacer, y el chico que estaba ayudándome a montar los roperos, se ofreció a matarla o hacer lo que yo dijera. Mientras el joven me contaba todas las formas posibles de asesinarla poniéndome el vello de punta, yo miraba a la Filo. Me miraba ella. Entonces, le dije al chico que la soltara lejos de casa. Y así lo hizo.  La soltó a escasos 100 metros y al día siguiente regresó.
[continuará]

Reflexión


Hoy hago acopio de energía. Quiero sacar algo de mí para compartirlo con vosotros porque sé que estáis ahí, y os necesito. No se puede tener un blog paraleernos si ninguno escribimos, porque entonces no nos queda nada que leer.
Hoy comenzaré los "post sobre Filomena".