lunes, 3 de noviembre de 2008

TRAVESURAS

Fue el principio de su final. Estrenó su andadura alegremente. Creando una senda con pasos de color verde, uno tras otro, impecablemente rectos sobre un fondo de luz que realzaba el perfecto caminar. Andadura sobre un blanco inmenso, abierto y extendido a lo largo de una superficie parecida a un altar; un lugar de trabajo elevado y finito. Esos fueron sus inicios. Cuando el futuro andaba aún por desentrañar, sucedió la desdicha. Rodando, sin remedio, cayó. La pobre costurera lamentó el infortunio por tratarse de su color preferido. El gato, sin embargo, celebró toda la tarde tal acontecimiento.

El camaleón y la avispa

Lentamente un camaleón
vagaba por las arenas
buscando algún insecto
que le sirviera de cena.
Se topó con una avispa
que le dijo muy contenta
-Chico, al paso que caminas
no coges ni una mosca muerta.
Le zumbaba alrededor
se reía, se burlaba…
y el camaleón sin quitarle ojo
se subió por una caña.
Cambió su color despacio
mientras la avispa jugaba,
de pronto sacó un metro de lengua
y a la avispa casi atrapa
con un salivazo enorme
que la cubrió hasta las trancas
¡Que susto se llevó la pobre!
¡Del asco casi la mata!
Y aprendió desde aquel día
a ser algo más sensata.